Duelo de rachas muy opuestas entre el Fuenlabrada y el Logroñés. El primero llegaba sin perder en los últimos cuatro partidos. El segundo, tras no ganar los últimos cinco y cambiar de entrenador. Diferencia notable que no se plasmaba tanto en la clasificación, donde les separaban solo dos puntos.
Sobre el césped, la primera mitad dictó que la diferencia es más real de lo que parece. El buen Fuenlabrada supera ampliamente a la versión actual de este Logroñés, cuya principal y no pequeña opción estaba en las contras y las aperturas rápidas a las bandas. Así llegó la mejor ocasión del partido, un mano a mano que Jordi Escobar mandó al larguero.
Más allá de eso, los de Carlos Martínez fueron muy superiores a la hora de dominar y generar llegadas. No confundir llegadas con remates, porque ahí es donde el Fuenlabrada falla y lo que hace que no sea un equipo todavía tan temible. Sin tener problemas para vivir en el campo contrario, solo tuvo un disparo a portería, un gol mal anulado por fuera de juego a Diego Gómez, y eso que jugaban contra diez tras la expulsión de Rubio. Un Fuenla muy solvente, pero aún poco resolutivo.
Y así sería durante noventa de los noventa y seis minutos de partido. Porque si el Fuenlabrada tiene un defecto, es que le cuesta mucho definir. Puede hacerlo casi perfecto en casi todo el campo, pero los metros finales se atascan una barbaridad. Ya sea porque el balón va al palo, o porque la echas ligeramente fuera, o porque no generas suficientes ocasiones. Pero todo el dominio que a veces muestran los azulones se puede ir en cualquier momento al garete por no sentenciar cuando lo han tenido en su mano.
Casi pierde, de hecho. Después de ser mucho mejores, de tener un jugador más durante sesenta minutos, pasado el minuto 80 el Logroñés lanzó una contra que, tras fallo de marcaje porque mucha gente tardó en volver a la carrera, transformó a bocajarro Damiá. Buscando la victoria sin sentenciar, el Fuenla tenía toda la pinta de que iba a perder. Sin comerlo ni beberlo, sin merecerlo, pero esto va de marcar. A la segunda, acertaron los logroñeses.
Pero el Fuenlabrada está acuñando algo mágico en su casa con las remontadas. Se ve por detrás, y se enciende. No por muchos minutos, pero genera un ciclón momentáneo que se llevó por delante a Dépor, Nástic y podía repetir con los riojanos. Tardó, pero llegó en el descuento (otra vez). Balones una y otra vez al área, ofensiva aérea constante...y primero marca Ilies, y después Durán. El primero, por cierto, a centro de Cristóbal.
Esos tres nombres fueron sustituciones realizadas por Carlos Martínez, que demuestra una vez más que tiene estrella influyendo desde el banquillo. Y así, exprimiendo el descuento al máximo, el Fuenlabrada consiguió otra victoria para alcanzar las cuatro en cinco partidos, tres de ellas en casa y tres remontadas. Algo especial hay en el Fernando Torres. Y algo necesita mejorar el Fuenla para no tener que recurrir a la épica una y otra vez. Pero los tres puntos se quedan en casa.
ONCE DEL C.F. FUENLABRADA: Belman; Sotillos, Lama, Alba, Barbosa; Ale Galindo (Ilies), Buer, Vigaray (Cristóbal), Sergio Benito; Fer Ruiz, Diego Gómez (Durán)
ONCE DE LA S.D. LOGROÑÉS: Ander Iru; Murúa, Trespalacios (Aurtenetxe) Gexan, Jaime Paredes; Javi Castellano, Dani Garrido (Damiá), Toni García, Óscar Fernández (Carmona), Rubén López; Jordi Escobar (Luzzi)
ÁRBITRO: Juan Manuel Gordillo Escamilla
GOLES: 0-1 Damiá, min.83; 1-1 Ilies, min.94; 2-1 Durán, min.96
