El gran Clásico se decidió en el terreno de juego, pero también en los banquillos. Ancelotti fue fiel a su esquema y a los jugadores que mejor resultado le están dando. No cambió por el rival, pero Luis Enrique sí. Una decisión que se vio en el campo y que desembocó en un 3-1 que pudo ser mucho peor.
26/10/2014 | Sergio Martínez | FnSer fiel a tu estilo no es garantía de éxito, pero sí te da muchas cosas buenas. La primera es que los jugadores se sienten cómodos. La segunda es que su moral se refuerza porque saben que confías en ellos para enfrentarse a cualquiera. Y la tercera es que harán lo que mejor saben hacer porque llevan tiempo haciéndolo. Ancelotti entendió esto a la perfección y sacó el once habitual con el esquema habitual. 4-4-2 con Isco y James luciendo, Benzema arriba pero con libertad y Cristiano igual pero mirando más al arco. Hasta ahí todo correcto.
El que falló fue Luis Enrique, y es más difícil de entender. Lo tenía fácil para hacerlo bien, pero no parece haber aprendido del único partido que salió mal: la derrota con el PSG. Mantuvo a Gerard Piqué en el centro de la defensa, cuando todos hemos visto que su nivel está muy por debajo de lo que requiere el Barça. Su sustituto, Mathieu, estaba haciendo de lateral izquierdo mientras Jordi Alba estaba en el banquillo. En el centro del campo, otro error. Ha confiado en Rakitic desde el principio, pero llegó al Clásico y le mandó al banquillo en beneficio de Xavi Hernández. Curiosamente, desde que Messi dijo públicamente que le gustaría que Xavi jugara más, juega más.
Todavía quedan dos errores más, uno de jugadores y otro de esquema. El último error en la confección del once fue la presencia de Luis Suárez. No porque lo hiciera mal (lo hizo bastante bien teniendo en cuenta los meses de inactividad), sino porque es un partido que requiere un estado físico/mental y un rodaje que el uruguayo no tiene aún.
Por último, la pizarra de Luis Enrique se quedó coja desde el principio. Si el asturiano no sabía que el Madrid iba a salir con un 4-4-2 y que iba a tener cuatro centrocampistas, es que no ha visto los últimos partidos de los blancos. Sabía que le iban a superar en número, y aún así decidió mantener tres centrocampistas que tampoco están en su mejor momento. En cuanto el Madrid quiso dominar, lo hizo. Y para ahondar en la herida, lo hizo con buen juego y al toque.
El Clásico, por lo tanto, empezó a decidirse en los vestuarios, y el reflejo en el campo fue muy claro. Veinte buenos minutos del Barça, con un buen gol de Neymar y un paradón de Casillas incluido, y luego la nada. El Madrid apretó, se desplegó y usó sus armas para ponerse 3-1 y tener múltiples ocasiones para conseguir una goleada que sólo el mal día de Cristiano evitó.
El Madrid sale muy reforzado, y Ancelotti aún más por su manera de entender el fútbol y de manejar a sus jugadores. Por el contrario, el Barça imbatido se fue del Bernabéu con tres goles (seis en los dos partidos importantes), sin haber ofrecido nada que no hubiéramos visto la temporada pasada y con Luis Enrique cuestionado por hacer un once tan extraño. Hay muchas cosas que reflexionar en el Barcelona.