El proceso de demolición está en marcha y se espera cumplir los plazos previstos. El estadio se derribará por diferentes fases y primando ante todo la seguridad de los vecinos. La principal complicación es la zona dónde se encuentra el estadio, ya que está rodeado de viviendas y eso hace imposible que se pueda derribar con dinamita como en otros casos. El estadio de Sarriá fue un ejemplo de derribo rápido, pero esto será imposible, se parecerá más al derribo del Antiguo San Mamés.
La parte del estadio que está justo encima de la M-30 será la zona más delicada y se espera tirar en verano aprovechando las vacaciones y el menor flujo de coches. Tras el desmantelamiento del estadio, se ha comenzado la demolición en su interior. La estructura exterior del estadio servirá a su vez para “actuar de pantalla acústica”. El anillo externo será la última fase y todo el estadio se derribará con máquinas en un proceso bastante lento.
En paralelo a esto, se sigue trabajando en la venta de los terrenos. En este momento, se está presentando las propuestas de los finalistas a la compra de los terrenos. El objetivo del club es tener vendido los terrenos antes del mes de julio.
El ámbito ocupa una superficie total de 193.804 metros cuadrados. El suelo que se destinará al uso de futuras viviendas será de 33.339 metros cuadrados. Una parte de esas viviendas serán de protección pública, más de un 11 por ciento.
Las zonas verdes serán la parte principal de este proyecto con 73.099 metros cuadrados que esperan volver a dar vida a este barrio. Desde que el primer equipo del Atlético de Madrid se mudara al estadio Wanda Metropolitano este barrio no es lo mismo, la soledad en los días de partido son la muestra más clara.