Alerta sanitaria por una nueva variante de la COVID-19: FLiRT

Nueva variante de COVID-19 en Estados Unidos alerta a la sanidad española
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Hay una nueva cepa del Sars-CoV-2. Los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han detectado una nueva variante de la COVID-19 en sus labores de vigilancia de las aguas de deshecho. Se trata de FLiRT y ha representado entre el 14 de abril y el 27 de abril el 25% de los casos en el país norteamericano.

De hecho, se ha convertido en la cepa dominante en esa región -sobrepasando a la JN.1, que actualmente está en el 22%- y amenaza con causar una nueva ola de infecciones por coronavirus, que ya estaban controladas tras el aumento de casos el pasado mes de diciembre.

Hasta el momento, los síntomas de la nueva variante registrados parecen similares a los de otras variantes. Según los CDC, incluyen fiebre, escalofríos, tos, dolor de garganta, congestión y secreción nasal, así como dolor de cabeza, “niebla mental”, dolores musculares, fatiga, pérdidas de olfato o gusto, problemas para respirar y síntomas gastrointestinales.

Los signos de infección tienden a aparecer entre dos y 14 días después de la exposición y, en general, el organismo apunta que las personas con COVID-19 pueden tener un abanico más variado de síntomas, y cuadros clínicos que van desde la enfermedad leve hasta la severa.

Los cambios en la proteína de la espícula juegan un papel fundamental en el modo en que la COVID-19 coloniza nuestro cuerpo y nos hace enfermar, y esto la convierte en preocupante para los expertos. El aumento de casos de FliRT, además, se produce en un contexto en que la tasa de actualización de la vacuna del coronavirus es bastante baja.

¿Y qué significa esto? Está claro: una inmunidad que se debilita aumenta el riesgo de que se produzca una ola de casos. En el caso de padecer una infección por coronavirus, los pacientes de riesgo, los inmunocomprometidos y los que tienen graves patologías son los que más dificultades encontrarían en su proceso evolutivo.

Las pruebas de COVID-19 deberían poder detectar las variantes FLiRT, y los tratamientos antivirales deberían seguir siendo efectivos contra ellas. Paxlovid, el tratamiento principal para la mayoría de las personas con COVID-19, actúa sobre una parte no espigada del virus, lo que lo hace relativamente resistente a las variantes.

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