Que Takefusa Kubo ilusiona a la gente es algo que no genera discusión. La generaba en el F.C. Barcelona, donde cayó como una bomba que le fichara el Madrid después de haberle formado en sus categorías inferiores. La genera en el club blanco, donde bailaba entre un primer equipo en el que no tenía hueco por exceso de extracomunitarios y un segundo que se le quedaba muy pequeño. Y la genera en los numerosos clubes españoles de Primera que se interesaron por él sabiendo la situación.
Al final, el ganador de esa puja ha sido el RCD Mallorca. Después de tenerlo casi hecho con el Real Valladolid (Ronaldo mediante), al final el Real Madrid se ha decantado por ceder al japonés a club mallorquín. Allí, en la isla y en un equipo necesitado de referentes (que no de ilusión), Kubo podría explotar todas las virtudes que ilusionan en todas partes, pero principalmente en el club blanco.
La intención es que se adapte a la liga española, desarrolle su potencial y vuelva a la casa blanca dentro de un año convertido en un mejor jugador, o al menos uno más experimentado. Antes, claro, el club deberá solventar su cupo de extracomunitarios para que Kubo tenga sitio.
