Se nos va la liga, en todos los sentidos. La jornada 36 ya avanza hacia su último día, y la permanencia del C.F. Fuenlabrada pende de un hilo que soporta demasiada carga, sobre todo emocional. A los azulones les quedan, contando este partido en Tenerife, 21 puntos por disputar. Serían muchos, de no ser porque han llegado hasta ellos con la misma velocidad a la que aumentaba la distancia con la salvación. Ahora doce, tras la victoria contundente del Málaga en Butarque. Después del partido, quedarán 18 puntos. Tic-tac imparable para un Fuenla inamovible.
La situación es crítica y, para intentar capearla, José Ramón Sandoval tiene una buena y una mala noticia. La positiva es que recupera a Pedro León, baja ante el Huesca por acumulación de tarjetas amarillas. La mala es que ha perdido otro defensa, Pol Valentín, que también tiene problemas físicos. Por tanto, la nómina de lesionados sigue siendo elevada: Jano, Juanma, Iban Salvador, Anderson, Tachi, Sotillos y Pol Valentín. Una defensa en cuadro, que se limitaría a un hombre por puesto de no ser por la incorporación de Diamé la semana pasada. La enfermería, la otra gran culpable del desastre azulón.
El Heliodoro Rodríguez López dictará sentencia este domingo sobre las constantes vitales de un Fuenlabrada que cada vez tiene menos pulso. Un estadio del que el Tenerife ha sacado unos buenos puntos, 28 de 51 (8 victorias y 4 empates en 17 partidos). Un equipo muy fuerte que, a diferencia de otras temporadas, no está decayendo de cara al final y pelea por mantenerse en la zona de playoff, con una renta de cinco puntos.
