El rendimiento deportivo está ligado a la eficiencia, es decir, la capacidad de mejorar los resultados con los menos recursos posibles. El ciclismo es un deporte exigente, así que adaptar el cuerpo a la actividad mejorará la respuesta.
A medida que aumenta tu rendimiento, mejorarás el resultado y mantendrás la motivación. Así podrás exprimir al máximo todos los beneficios de este deporte.
1. Contar con buenos planes de entrenamiento
El buen entrenamiento contribuye a la prevención de lesiones, de manera que se puede reducir el riesgo a la mitad. Todo depende del nivel, así que busca un entrenamiento adecuado para ti.
En general, se recomienda cuidar la cadencia. El valor recomendado para terrenos llanos está entre 85 y 95 revoluciones por minuto, y para las subidas se recomiendan entre 60 y 70 revoluciones por minuto. Estos parámetros pueden servirte de pista para buscar un entrenamiento óptimo.
2. Ser disciplinado/a
La disciplina es la clave de la constancia, y la constancia es necesaria para mantener la actividad y progresar. Al avanzar, pones a prueba tus puntos débiles, especialmente el trabajo mental. Superar barreras físicas contribuye a superar barreras mentales.
Posiblemente, tu límite no está donde tú crees. Debes aprender a diferenciar el dolor del esfuerzo para convivir con él, y que no es el mismo que el de las lesiones. Y también debes mejorar la respiración para retrasar la aparición de la fatiga, lo que se consigue con práctica. Lo dicho: disciplina y constancia.
3. Tener buenos accesorios
La tecnología es una aliada para medir el desempeño deportivo y diseñar nuevos retos que mejoren el rendimiento. Entre ellos, destacamos los pulsómetros para ciclismo, que te proporciona información en tiempo real.
La frecuencia cardíaca, el trazado realizado o tu ubicación actual son algunos de los datos que puedes conocer con el pulsómetro. Algunos modelos cuentan con planes de entrenamiento personalizados que te ayudarán a cubrir el primer punto.
4. Cuidar la alimentación
La alimentación es uno de los grandes pilares de la vida saludable, junto al ejercicio físico y al descanso. De ella tomarás la energía necesaria para afrontar tus etapas, luego debe ser adecuada y suficiente.
En concreto, los hidratos de carbono son una fuente óptima para maximizar el rendimiento. Si vas a participar en una competición o a realizar un tratamiento exigente, comienza a prepararte con la suficiente antelación. Lo recomendable es incrementar la ingesta de hidratos de carbono y el consumo de agua los dos días previos a la cita, para así conservar el glucógeno muscular.
Desayuna tres horas antes de comenzar la actividad y asegura una dosis suficiente de carbohidraos, proteínas y grasas. Además, deberías llevar snacks para ir reponiendo energías y que no aparezca la temida pájara, que es el desfallecimiento energético.
5. Entrenar más allá de la bici
No olvides realizar entrenamientos de fuerza para el acondicionamiento físico, que será clave sobre la bici. Hay ejercicios concretos que te pueden venir bien, como las planchas abdominales, los burpees o las sentadillas (con y sin pesas). Contribuyes a la estabilización del core y la mejora de la resistencia y la coordinación.
En definitiva, mejorar el rendimiento a la hora de hacer ciclismo optimiza tu esfuerzo y te mantiene motivado. Será así como extraigas los máximos beneficios de un deporte apasionante que cuenta cada día con más adeptos.