Captando la atención de miles de estudiantes en todo el mundo, pero sobre todo en España, los MBA o Másteres en Administración de Empresas son una excelente inversión que tiene como objetivo impulsar la carrera profesional. Sólo Madrid cuenta con un total de 26 centros que imparten estos programas y es que la ciudad es todo un epicentro financiero a escala global. Ante la amenaza de una crisis, un MBA erige a los valientes que deciden estudiarlo como buenos previsores y extraordinarios futuros líderes.
¿Cuál es el mejor lugar donde cursar un MBA?
En Barcelona, el curso 2021–2023 del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) alcanzó los casi 400 alumnos —el 80% de ellos estudiantes internacionales—, la promoción más numerosa que ha tenido la escuela de negocios hasta la fecha. Este año, la Escuela de Negocios Europea de Barcelona (ENEB) registra más de 65.000 alumnos matriculados repartidos en más de 50 países, destacando sobe todo España.
Además, estudiar un MBA en Madrid es también una constante en auge. Con un total de 26 centros, Madrid está entre los cuatro mayores polos de atracción del talento en el mundo junto con Barcelona, según el ranquin de MBA City Monitor 2022 de Esade. Acumulando un total de 17 escuelas de negocios y 9 universidades que imparten cursos de MBA actualmente en la capital del país. Gran variedad entre la que elegir.
Madrid: las ventajas de sus Másteres en Administración de Empresas
Según Statista, Madrid cuenta con más de medio millón de empresas, siendo así la segunda Comunidad Autónoma con más sociedades. Asimismo, según el Gobierno de Madrid, en 2021 la Comunidad lideró la creación de empresas, reuniendo el 23% del total de nueva constitución y el 20% del capital suscrito a nivel nacional. Un volumen suficiente y diverso de negocios donde un MBA puede ser de bienvenida y grata utilidad.
A nivel global, Madrid está entre los 10 principales centros financieros del mundo, según Statista, caracterizada por ser una ciudad cosmopolita de grandes oportunidades y profesionales. Una naturaleza que da al estudiante de MBA mayor inserción laboral tanto nacional como internacional. De hecho, contando con más de 7.000 empresas extranjeras —el 39% de todas las que operan en España— y, por ello, más opciones.
Un epicentro empresarial y económico que, disponiendo de una firme infraestructura y una gran variedad de cursos a precios muy competitivos, encauza un alto nivel de empleabilidad para titulados en MBA. Una opción de futuro coherente e interesante para un mundo que se sumerge bajo la sombra de una crisis incipiente. Momento en el que la formación, el pragmatismo y la especialización tendrán una gran importancia.
¿Por qué estudiar ahora un MBA?
El objetivo fundamental de un Máster en Administración de Empresas o MBA, como su nombre indica, es crear directivos que sepan cómo redirigir, evolucionar y blindar un negocio. Es decir, adquirir o perfeccionar todos aquellos conocimientos en materia analítica, ética y funcional que sean necesarios para administrar una empresa con acierto y eficiencia en cada uno de sus ámbitos, profundizando bien en todos ellos.
Además de la utilidad en sí misma de ese aprendizaje, y el atractivo laboral que evoca, los cursos de MBA suelen incluir clases prácticas que conectan al mercado laboral. Detalle que, junto a la práctica del networking para potenciar la carrera profesional, da contacto con otras personas del ámbito empresarial para construir puentes. Un punto a favor del empleo asegurado a las puertas de una crisis cada vez más cercana.
Un curso de valor profesional, pero también personal
Por lo general, estudiar lo que nos apasiona es siempre una experiencia mágica, donde estrechamos lazos con otros y reforzamos nuestra identidad. Y un MBA no es para menos. Ya que, según atestiguan muchos de los alumnos, las exigencias del curso permiten desarrollar soft skills como la creatividad, el liderazgo o la capacidad de análisis. En especial, gracias al uso de metodologías únicas en cada centro de MBA.
En cuanto a las competencias en sí mismas, el curso da acceso a conocimientos más técnicos o hard skills realmente variados. Desde el conocimiento de finanzas hasta de economía y marketing. En esencia, una profundidad que refuerza las nociones sobre el campo de estudio específico del estudiante. Adquiriendo así un nivel de habilidad y aptitudes o competencias en esa área que lo harán mucho más eficiente y previsor.
Finalmente, y como guinda del pastel de la empleabilidad, el renombre de las escuelas de negocios y universidades que imparten esos cursos otorgan mayor prestigio a la trayectoria formativa y profesional del futuro directivo. Cuanto más elevado sea el grado de estudios y especialización y experiencia en un campo, mejores son las alternativas para acceder a puestos de trabajo más destacados y mejor remunerados.