Madrid cuenta con una importante tradición gastronómica. Prueba de ello son los numerosos restaurantes que llevan más de 100 años elaborando los platos típicos de la ciudad y sirviendo el mejor vino de la comunidad. Cocido, callos, gambas en gabardina, el típico bacalao madrileño, tortilla de patatas y cocina castellana en general se sirven en estos establecimientos, que han superado con éxito el paso del tiempo.
Hoy vamos a hablar de dos de los restaurantes más antiguos, el primero de ellos La casa del Abuelo, que fue fundado en 1906 y desde entonces hasta hoy es conocido dentro y fuera del país. El otro establecimiento es el restaurante Lhardy, fundado en el año 1839, pionero de la alta cocina en la villa de Madrid, y donde se ha gestado mucha de la historia de España.
La casa del Abuelo
La Casa del Abuelo fue fundado en 1906 por Tomás del Hierro y, desde entonces, han pasado ya 4 generaciones. Este restaurante se hizo famoso por su vino dulce y sus rosquillas. El establecimiento lleva abierto más de 115 años y se ha convertido en uno de los restaurantes más populares de Madrid. Es conocido, sobre todo, por las gambas, pero no siempre fue así.
La guerra lo cambia todo
Fue durante el final de la guerra civil española cuando escaseaba la comida, era muy difícil encontrar harina, así que un día pudo conseguir de un proveedor gambas a buen precio. La gente recibió muy bien el producto, ya que se consideraba comida de lujo, y hasta hoy día siguen sirviendo unas gambas de grandísima calidad, al ajillo en gabardina o cocidas, en un ambiente que te trasladará al pasado. Es, sin duda, todo un viaje en el tiempo y una visita obligada sin duda si estás en la ciudad.
Lhardy
El Restaurante Lhardy lo fundó, en 1839, Emilio Huguenin Lhardy, y al principio no fue un restaurante, sino que abrió como pastelería y poco a poco fue ofreciendo comidas en sus salones.
A los extranjeros que pasaban por la ciudad no les gustaba la comida que se servía en el Madrid de la época, así que el fundador quiso crear un lugar en Madrid donde “poder comer sin ponerse perdido” como le aconsejo Próspero Mérimée, un buen amigo de Emilio Huguenin.
El restaurante fue pionero en poner mesas separadas, ya que en la época se solían poner mesas muy largas donde todo el mundo se sentaba a comer. Otra anécdota curiosa es que el restaurante fue el primero en servir a mujeres que vinieran solas.
El Lhardy, por donde han pasado gran parte de la aristocracia, políticos y personas influyentes de todas las épocas, se caracteriza por su refinamiento, alta cocina y etiqueta. Además, en sus salones se han tomado decisiones importantes para la historia de España. Por ejemplo, entre sus paredes se realizó el nombramiento de Alcalá-Zamora como presidente de la república.
183 años han pasado y el restaurante sigue ofreciendo la misma comida deliciosa que ofrecía por aquel entonces. Esta es otra de esas visitas obligatorias si quieres conocer más a fondo la tradición madrileña