El grupo criminal estaba compuesto por tres personas de origen rumano y siempre actuaban de la misma manera. Al atardecer, dos de ellos eran los que perpetraban los robos en chalets aislados situados en pequeñas poblaciones madrileñas. Forzaban los cierres de ventanas y puertas de la planta baja y se hacían en pocos minutos con objetos de pequeño tamaño y fácilmente transportables, decantándose principalmente por dinero, joyas, relojería y material electrónico e informático. La tercera persona investigada era la que se encargaba de guardar los efectos sustraídos en su domicilio, para posteriormente darle salida en el mercado de segunda mano.
Se les relaciona con la autoría de una treintena de robos en domicilios situados en Valdepiélagos, Talamanca de Jarama, Bustarviejo, Rascafría, Cercedilla y Navacerrada.
Dada la elevada actividad delictiva del grupo, a finales de enero se la Guardia Civil realizó dos entradas y registro en sus viviendas de Móstoles, procediendo a la detención de las tres personas y hallando gran cantidad de joyas, relojes, material informático, electrónico y herramientas utilizadas para forzar y violentar los cierres.
Además los agentes les incautaron el vehículo con el que se desplazaban para cometer los ilícitos. Los tres detenidos son dos hombres y una mujer con edades comprendidas entre los 36 y los 54 de edad con antecedentes relacionados contra el patrimonio y a quienes por estos hechos se les imputan delitos de robo con fuerza y de pertenencia a grupo criminal.
