Opinión

Bitácora de un inmigrante

Martin Luther King tenía razón al afirmar que los seres humanos aprendimos a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no a convivir como hermanos.

El aumento de las migraciones y los desplazamientos provocados por conflictos sociales, políticos, económicos o religiosos, persecuciones, situaciones de degradación cambio climático, falta de oportunidades y seguridad humana, entre otras calamidades, fortalecen hoy los cánceres de la xenofobia y el racismo en el mundo.

En Alemania el odio racial crece como consecuencia del coronavirus. El Emigrante es el nuevo enemigo.

La posibilidad de volver a ser tu mismo en tierras ajenas; esas son las raíces de las cuales, un emigrante se sujeta en su nueva realidad. Había pasado por intervalos de tiempo donde trabajaba donde fuera necesario.

Trabajos de esos donde los demás te miran como si te tuviesen lástima. Todos los hemos escuchado alguna vez. Frases como que la población inmigrante satura la Sanidad y abusa de los servicios de atención primaria y de las urgencias; que los chinos no pagan impuestos, o que los emigrantes nos roban el trabajo.

La vida del emigrante es muy dura y los escollos del camino son muchos, vivimos en carne propia la discriminación por tener el cabello negro y diferente y ser más moreno.

La admiración que siento por los que tienen el coraje de irse de su país es grande. No hay espacio para la crítica contra los que se van, ni mucho menos contra el que se queda. Cada uno tiene derecho a escoger la vida que espera tener, a arriesgarse de perder o ganar; cada uno tiene la responsabilidad de buscar y no dejar pasar las oportunidades.

Mientras pienso en la valentía de cada español que lucha día tras día por sobrellevar la crisis del coronavirus. Muchas veces no se discrimina a la persona porque es de otro país, sino que es pobre o que están en mala condición”.

Cuando eres tú el emigrante en un país desconocido, como en mi caso, Alemania, es cuando verdaderamente te das cuenta de en qué consiste el fenómeno racista. Menos mal que yo tengo mi mundo y no sufro tanto porque el racismo es terrible, pero me imagino que los extranjeros sufren lo mismo ahora y creo que lo deben pasar mal, especialmente si hablan otro idioma”.

Emigrar me ha dejado vivencias, aprendizajes y obstáculos que superar. En primer lugar, estar lejos de la familia, aprender a ser tolerante ante las diferencias, vivir en pequeños apartamentos .

Esto me ha convertido en una persona resiliente, perseverante, que valora la diversidad y comprende que la familia es el tesoro más preciado de cada ser humano.

Creo entonces que vivir en otra sociedad nos permite comprender que el entendimiento mutuo es necesario para convivir en este mundo tan heterogéneo. Es a través de la cooperación que podemos crear cambios. La interconexión con personas de diferentes nacionalidades nos permite amplificar nuestras expresiones creativas, nos convierte en seres curiosos y orgullosos de compartir nuestras costumbres con otros.

No solamente aprendí a hablar alemán. Aprendí que una oportunidad no se debe desaprovechar, y que lo que puede comenzar como una aventura pasajera puede terminar siendo el inicio de una nueva vida.

Confirmé lo que decía siempre un profesor en clases “qué sabe de Alemania quién solo de Alemania conoce” Están los que nunca aprendieron , de regreso a su país, solo intentan mostrar una mejor versión de ellos mismos, al menos una mejor versión económica.

Los que no dejan de repetir cual era su profesión antes de emigrar, para lucir mejor y más digno en una conversación. Los que se llenan de cadenas doradas, para darse más valor, porque como humanos son insuficientes. Los que hacen sonar el motor de su coche más alto que el resto, porque su incapacidad intelectual y su odio interior, no les permite ver que no son más que Emigrantes.

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