La realidad en la cultura es que existen cientos o miles de autores, en cada campo del saber, que se pasan toda la vida realizando obra y jamás sus producciones salen de sus cajones…
La realidad es que existen miles de personas, que se dedican un año, o diez, o treinta o cincuenta produciendo o creando o criando en algún campo cultural, sea la novela, o el teatro, o la música o el teatro o la poesía o el ensayo o la filosofía o cualquier otro campo de la realidad interpretativa e investigativa de la cultura, y, sus producciones, sean de primera o quinta o décima calidad, no salen de un círculo y circuito muy pequeño.
Y, llega, en muchos casos, al abandono de dicha producción después de equis años, o, llegan a su última etapa de la vida y se dan cuenta y sienten que su producción está condenada a la destrucción y el olvido y deterioro dentro del seno de los herederos.
Se habla mucho, con razón, de reciclar materiales, pero pocas veces, se es consciente de la enorme cantidad de producción cultural, en todos y cada uno de los campos que se pierde, destruye, deteriora.
No entramos, si es de primera calidad o genialidad o son obras maestras, o son, el adjetivo, que ahora tanto se utiliza, mediocres o de baja calidad… pero la realidad es que se destruye multitud de cantidad materiales culturales. Esto, no se admite en público, pero si en privado.
La cuestión, pongamos un ejemplo, que se puede aplicar a cualquier campo o realidad, imaginemos que alguien a lo largo de veinte o treinta o cincuenta años de su existencia, ha producido mil poemas… ¿Qué hacer con los mil poemas…?
Porque en la realidad se pueden producir muchos casos y muchas materializaciones diversas, pero imaginemos que alguien no haya sido capaz de editar sus poemas en la industria cultural privada, imaginemos que tampoco lo ha hecho, o muy poco, en la industria cultural institucional, imaginemos que la academia y la universidad no valora su trabajo, imaginemos que ha hecho pequeñas autoediciones, en las formas actuales de editoriales que se ocupan de ello, o, autoediciones por su cuenta, o, dispone de varios blogs y redes sociales, que ha ido exponiendo parte de su trabajo…
Pero sabe que su producción cultural apenas es difundida, salvo por unas decenas de personas, de una manera o de otra. Y, sabe, que lo más posible es que se pierda, se destruya, se deteriore y que apenas llega a nada y a nadie… Al menos llegar a otras personas…
¿Qué se puede hacer, con las producciones culturales de cientos y de miles de personas, que han dedicado uno o treinta o cincuenta años de su existencia, en cada territorio equis o país o sociedad o Estado o lengua…? ¿Qué se puede hacer o no se puede hacer nada, sino dejar, lo que llevamos siglos que se vaya perdiendo o destruyendo…? ¡Evidentemente, esta propuesta que sugerimos no va en contra de nada, ni de nadie, ni de otros proyectos, ni de la industria actual cultural, privada o pública, ni de los blogs, ni de Internet…
Sugiero se estudie que se creen “redes de escritores o creadores”, pongamos por caso, en el cual, una entidad o persona o revista o museo o fundación o ente del tipo que sea, hace un llamamiento, que las personas que deseen enviar y recibir obras culturales de tal género, pongamos por caso libros o libritos de poesía, que es el ejemplo, puedan estar en ellas, y, los autores o autoras que deseen les enviaran, pequeñas ediciones que han hecho, o libros fotocopias, -con registro de propiedad intelectual de cada autor-, y, se pueda ir produciendo un intercambio de obras, de forma gratuita, sin selecciones previas, entre decenas o cientos o miles de autores, de un territorio o lengua o de diverso…
De esta manera, alguien que ha producido un libro, pongamos de cincuenta páginas de poemas, que se incluyen cien poemas, que está con registro de propiedad intelectual, y, que está encuadernado de forma modesta o rústica, puede hacer diez o doce copias y enviárselo a diez o doce personas de esa red. Y, esas personas se comprometen a guardarlos y conservarlos. O, enviarlos a convocatorias que se hagan con ese fin, para después hacer pequeñas exposiciones, etc. –Al estilo del Mail Art, pero en este caso intercambio de material cultural de un saber o de distintos saberes…-.
Así, de ese modo, de forma gratuita, el envío y la recogida, a través de correos, una persona, puede enviar parte de su producción a otras personas. O, de otra modalidad, que se puede producir al mismo tiempo, con correos electrónicos, con direcciones de e-mails, se pueden enviar manuscritos en pdf, a diez o cincuenta personas de sus territorios y de otros lados del mundo, de sus idiomas, etc.
Existen varias posibilidades de materialización de esta iniciativa, se pueden realizar llamadas y convocatorias, para después realizar exposiciones con los libros que se reciban, se pueden hacer por géneros o saberes o materias o especialidades, se pueden después conservar por personas privadas o las entidades que los han organizado –en ese doble posibilidad, de encuentros o convocatorias de envíos materiales, es decir, de obras reales en papel o en DVD, o obras por sistemas electrónicos de las redes sociales, etc.-. Siempre respetando la legalidad vigente…
Se puede encontrar también con obras artísticas, libros de fotografía, incluso con obras de arte en papel, pero aquí habría que perfilar la manera y la forma, con un tamaño máximo, obras en papel, enviadas por correo postal, aceptación universal sin selecciones previas, para hacer exposiciones colectivas, después se envían como donación sin contraprestación económica, etc.-
Dejo aquí esta flecha enviada a los corazones de miles de autores y autoras, de cualquier temática o género o saber o especialidad. Porque creo que puede abrir una posibilidad de esperanza. Es triste, y, esto se produce, que alguien se haya tirado diez o treinta o cincuenta años de su vida, y, haya producido mil poemas, pongamos el caso, y, llega un momento que sabe que están condenados a la desaparición con el tiempo. Condenados a la lectura de algunos amigos, y, que jamás han salido de un círculo muy pequeño.
Dejo esta lanza para que alguien la recoja, y se vaya difundiendo, y, que exista una esperanza, que en cualquier campo se pueda ir extendiendo… Paz y bien… ¡Lo veré antes de cerrar los ojos a y en este mundo…!