Crecen las fuerzas que quieren imponer a Ucrania, y también a Europa, un acuerdo imperialista con Rusia. El ala dura de los republicanos ha bloqueado en el Senado norteamericano la ayuda militar a Ucrania. Y en la UE Hungría ha vetado un paquete de ayuda de 50.000 millones a Kiev.
En Palestina el genocidio israelí amparado por EEUU alcanza una magnitud inasumible, y el peligro de extensión de la guerra es real, con unas consecuencias imprevisibles si esto sucede. Tel Aviv ocupa el sur de Gaza y multiplica la represión en Cisjordania, se incrementan los ataques israelíes en Líbano y se anuncia una probable invasión del sur del país -donde hay tropas españolas-, los brutales atentados terroristas en Irán azuzan el enfrentamiento, y ya se ha incendiado el Mar Rojo, afectando a una de las arterias del comercio global.
La superpotencia necesitada
La deuda estadounidense es “insostenible”. Se ha multiplicado por siete desde 2001. Por cada dólar que crece su PIB, EEUU tiene que endeudarse en dos. Todo el planeta estamos obligados a financiar su hegemonía: la deuda externa neta de la superpotencia asciende a 18 billones de dólares. Para sostenerla Washington impone un saqueo global a los países del Tercer Mundo, y especialmente a Europa.
La burguesía monopolista estadounidense mantiene el atraco de la inflación y el expolio financiero con la subida de hipotecas y préstamos. Los grandes monopolios, bancos y fondos norteamericanos imponen que los precios se mantengan altos en 2024. Y la Reserva Federal hace lo propio con los tipos de interés.
La hegemonía y su rechazo
El imperio no puede evitar su retroceso ni el avance de China, de nuevas potencias emergentes y de los países y pueblos del Tercer Mundo. EEUU crecerá en 2024 un 1,5%, el Tercer Mundo un 4% y China un 5%; y Europa la que menos crecerá. En 2024 los BRICS tendrán un papel global reforzado tras su histórica ampliación. A pesar de Milei, en Iberoamérica la mayoría de los gobiernos se enfrentan a la superpotencia. En África, EEUU y las potencias bajo su órbita pierden terreno aceleradamente. Y la respuesta contra el genocidio israelí recorre todo el planeta.
Elecciones estadounidenses
Ante noviembre, su clase dominante está muy agresiva y dividida porque ni los años de Trump ni los de Biden han logrado detener el ocaso de la superpotencia. Gane uno u otro, EEUU tiene que enfrentar el mantenimiento de su superioridad militar, la contención de la emergencia de China, la imposición de un mayor encuadramiento a los países bajo su dominio, y la oposición al avance de la lucha de los pueblos.
Europa sumisa
Con dos guerras coincidentes, Europa sufrirá un aumento del dominio estadounidense. Ya obediente, -y encabezada por Alemania- sigue las instrucciones de apoyo a Israel, de distanciarse de China y de aceptar el creciente control financiero e industrial estadounidense. En las elecciones al parlamento europeo EEUU, aprovechando la debilidad de una Alemania en recesión, apostará por los núcleos dominantes más subordinados como el “sector bávaro” de la clase dominante alemana, que quiere normalizar los gobiernos con la ultraderecha. Y acabará con la “barra libre”, con estrictos objetivos de reducción de deuda y déficit, es decir, no más gasto social y devolución del dinero prestado.
España amenazada
La principal amenaza no es la amnistía. Es -debido a nuestra grave dependencia- el incremento del saqueo exterior. Detrás de cada uno de los robos que sufre la población -luz, vivienda…- está EEUU, avanzando en su proyecto hegemonista -con la inflación y la subida de los tipos de interés, con nuevos recortes- disfrazándolo de reducción de la deuda y el déficit.
El FMI exige la retirada de todas las ayudas aprobadas y la necesidad de otra reforma de las pensiones para recortarlas. La OCDE propone subida de los impuestos indirectos -los que pagamos el 90%- de 10.000 millones. La UE nos impone un ajuste del 1% del PIB, un recorte de 14.000 millones anuales. Y Bruselas presionará para recortar y privatizar las pensiones públicas.
Beneficios estadounidenses
Los bancos y monopolios de la oligarquía española ya son al 65% de capital extranjero, en especial de EEUU. En 2021 era el 57% y en 2008 el 38%, un salto espectacular en sectores estratégicos y rentables: banca, eléctricas, petroleras y gasistas, y también en vivienda, alimentación y sanidad. Y están batiendo récords históricos de beneficios mientras se recorta el poder adquisitivo de la mayoría social española.
Un viento popular y patriótico
Viento que influye en la posición del gobierno de Sánchez ante el genocidio en Palestina, y la negativa a participar en el despliegue naval en el Mar Rojo impulsado por EEUU. Y ello pese al incremento de la presencia de EEUU en Rota, al aumento del gasto militar y con nuestro ejército a las órdenes estadounidenses en el extranjero.
Hay otro camino
Hay otro camino por el que avanzar para blindar las pensiones públicas en la Constitución como un derecho fundamental, exigir la redistribución de la riqueza, defender la soberanía nacional, unir al pueblo de las nacionalidades y regiones de España, y defender la paz mundial frente a invasiones, genocidios y terrorismo.
En Davos (Suiza) se reunirá el Foro Económico Mundial desde el 15 al 19 de enero del balbuciente 2024. Se habla de la presencia de 120 países y 2.800 líderes de toda índole, de ellos 60 jefes de Estado y de Gobierno. El presidente del foro, Børge Brende, ha informado que este año el lema es “reconstruir la confianza”. ¡Ay, reconstruir la confianza! Pero el poderoso Davos, como todos nosotros, también está atravesado por las agudas contradicciones sociales que pueblan el planeta. [Dada su complejidad, van a permitirme ser conciso, aunque ampliaremos posteriormente].
Los peores conflictos
Dos guerras están confluyendo dolorosamente -en Ucrania y Palestina- y también causando daño al resto del mundo con repercusión especialmente intensa en Europa.