Preocupa el estado de salud de Carlos III tras suspender su tratamiento contra el cáncer que padece

El Rey Carlos III y la reina Camila en su visita a Australia | REUTERS

El Rey Carlos III no quiere dar visos de flaqueza y se empeña en afrontar cada vez más retos en la agenda de compromisos en representación de la Corona británica. En enero pasó por quirófano para intervenir un problema de próstata que después resultó ser diagnosticado como cáncer. Se cogió la correspondiente baja médica para hacer frente al tratamiento y recuperar la salud.

Pasaron las semanas y la preocupación crecía, hasta el punto de llegar a publicarse que incluso Buckingham estaba iniciando los preparativos para su funeral o que había llegado ya el turno del relevo en el trono y colocar en su lugar al príncipe Guillermo.

Esto no le gustó lo más mínimo al Soberano, que respondió a los rumores con un contundente comunicado en el que no solo despejaba las dudas sobre el buen avance en su recuperación, sino que también su firme decisión de volver al trabajo. Eso sí, poco a poco se ha ido viendo que quizá se ha apresurado en su regreso, pues hay una creciente preocupación por él.

El Rey de Inglaterra y su esposa, la reina Camilla, han viajado hasta Australia para estrechar lazos y dejarse ver una vez más. Vivieron un tensísimo momento cuando un activista denunció las atrocidades que en el pasado se cometieron por parte de los británicos hacia su pueblo. Esto desvió mucho la atención de la salud de Carlos III, replicándose la anécdota durante días.

Pero cuando el revuelo pasó, comenzó a centrarse la atención en sus gestos. Especialmente aquel en el que anunciaba que su periplo terminaría antes de lo previsto, optando por cancelar la segunda parte del viaje que les llevaría a Nueva Zelanda.

Su equipo médico, que viajó junto a él, se lo desaconsejó y terminó por ceder y hacerles caso. Velan por él en todo momento, llevando incluso consigo su propia sangre por si hiciese falta una transfusión de urgencia. Pero parece que no siempre está dispuesto a seguir las indicaciones de los profesionales.

Después de confirmarse que el Rey Carlos III tiene intención de asumir una intensa ruta de viajes internacionales para el próximo año, el temor ha aumentado. Sus médicos no están conformes con esta decisión y le piden precaución, pues aún no está completamente recuperado y fuera de peligro, recordándole que la lucha contra el cáncer es una batalla de fondo y las prisas no son buenas compañeras.

“Escuché que hay preocupación entre el equipo médico del Rey después de una sesión informativa anónima en el palacio”, detalla Ephraim Hardcastle, periodista de ‘Daily Mail’.

Una preocupación que radica especialmente en el hecho de que el Soberano haya puesto en pausa su tratamiento contra la enfermedad para emprender el viaje a Australia y Nueva Zelanda que terminó antes de concluirse, pues su salud se lo terminó por impedir. En vez de entonar un “te lo dije”, sus médicos han preferido por expresarle sus reticencias a que intensifique su trabajo antes de recibir el alta.

Interrumpir el tratamiento contra el cáncer puede tener consecuencias adversas. Lo primero, porque se desconoce cómo ha reaccionado su organismo a los ciclos y a la ausencia de una nueva dosis, lo que obliga a sus médicos a realizarle un examen exhaustivo para comprobar en qué punto está y si es preciso realizar modificaciones pertinentes.

“Nadie está seguro de cómo lo ha afrontado su cuerpo”, detallan desde el citado medio británico, a la vez que adelantan que la fuente consultada les reconoce el deseo actual de Carlos III de descansar en su residencia, después de tanto trajín y sobresaltos en suelo australiano.