¿Por qué ponemos anillos en las celebraciones matrimoniales?

  • Esta tradición proviene de Roma y también la conocieron los judíos

En la Antigua Roma era muy común el uso de anillos, con el objetivo de sellar cartas, instrumentos u otros elementos, pues en ellos llevaban abierto su sello y se los solían dar mutuamente en las celebraciones. De ahí viene que el marido se lo pusiera a su esposa, no como señal de amor, si no para sellar las cosas de la casa. Así que, el anillo era señal de la promesa de matrimonio y con su entrega y recibo se aseguraba el esposo a la esposa, uniéndose con esta prenda sus corazones.

Pero, ¿por qué se pone en el dedo anular? Hay varias teorías que lo explican:

La primera proviene de China. Según una milenaria creencia, cada dedo sostiene una cosa en nuestras vidas: el pulgar lo sostiene todo, el índice representa a nuestros padres, el corazón a nosotros mismo, el meñique a nuestros hijos y el anular a nuestra pareja. Para demostrarlo, basta con hacer un truco muy sencillo que ellos emplean:Poner las manos a la altura de la cara y separarlas 10 centímetros. Después unir solamente las dos yemas de los dedos corazón de cada mano. Una vez juntos los dedos, alejamos los dedos índices comprobando que sí podemos hacerlo sin que ninguno de los demás se inmuten (esto pasa porque el índice son nuestros padres y tarde o temprano nos alejaremos de ellos). Después hacemos lo mismo con los meñiques y observamos que pasa lo mismo (también dejaremos ir tarde o temprano a nuestros hijos) pero, cuando intentamos alejar los dedos anulares, no se puede. No nos alejaremos nunca de nuestra pareja.

La segunda teoría, que proviene de los romanos, es la que dice que el anular de la mano izquierda (en el que se pone el anillo de compromiso, no de boda) es el único dedo donde existe una vena que llega directamente al corazón: la vena amoris.

Además, en el intercambio de anillos de las ceremonias cristianas históricas, el novio recitaba comenzando en el pulgar, "En el nombre del padre", luego el primer dedo, "del hijo", después el segundo dedo, "y del espíritu santo" y finalmente, colocaba el anillo en el cuarto dedo, "Amén".

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