La mujer de Dani Alves, Joana Sanz, volvió esta semana al foco mediático después de que se produjera el juicio por agresión sexual a una joven de su marido. La modelo de 31 años testificó que el brasileño llegó a casa el día de la supuesta violación "muy borracho y oliendo a alcohol".
Sus palabras son claves para la estrategia de defensa de Alves, que busca demostrar que el futbolista estaba ebrio cuando ocurrieron los hechos, lo que serviría como atenuante para rebajar la posible condena. Sin embargo, algunas voces la han acusado de mentir para proteger a su marido, algo que ella ha querido desmentir de forma contundente.
Pese a que se especuló con que no estuvo en Barcelona aquella noche, el periodista Marc Leirado mostró en 'Socialité' un billete de avión que evidenciaría que realmente sí estaba presente.
Después de haberse desactivado sus cuentas en redes sociales, Sanz ha vuelto y ha lanzado un comunicado a través de sus 'stories' de Instagram donde da su versión: "Por salud mental, quería mantenerme al margen de todo este circo mediático que se ha creado. Aun así, la constante lluvia de falsas informaciones me ha llevado a tener que volver a pronunciarme".
La tinerfeña ha anunciado que va a emprender acciones legales contra la prensa: "Para empezar, es muy grave que se me acuse de falso testimonio y estoy tomando acciones legales en contra de los medios de comunicación que lo han anunciado y se han hecho eco de dicha acusación".