Ghibli, el estudio japonés que acaba de ganar su segundo Óscar al mejor largometraje de animación por 'El niño y la garza', no ha anunciado cuáles son sus próximos planes.
Sin embargo, su fundador, Hayao Miyazaki, que a sus 83 años es el director de más edad nominado en esa categoría, no descarta volver a rodar otra película, aunque su próximo proyecto sea un cortometraje.
Según un confidente cercano, Miyazaki, uno de los directores de animación más admirados y de mayor éxito, se siente un poco avergonzado por haber anunciado hace una década que no volvería a hacer películas, alegando su edad.
"Se arrepiente de haber anunciado al mundo que no volvería a hacer una película", declaró el productor Toshio Suzuki, cofundador de Studio Ghibli. El legendario cineasta responsable de clásicos como 'Spirited Away' y 'Mi vecino Totoro' comenzó a trabajar en 'El niño y la garza' poco después de anunciar en 2013 su intención de retirarse del cine.
En extractos de un diario de esa época publicados en las notas de prensa de la película, Miyazaki escribe: "No hay nada más patético que decirle al mundo que te retirarás debido a tu edad, y luego volver".
"¿Acaso el hecho de que una persona mayor se haga ilusiones de que sigue siendo capaz, a pesar de sus olvidos geriátricos, no demuestra que ya ha pasado su mejor momento?", agrega. "Claro que sí", asevera. Miyazaki celebró su victoria en los Óscar en privado y no asistió al acto del estudio, según Suzuki.
Suzuki dice que pasó tiempo analizando la última película de Ghibli. Se preguntó si fue por las referencias al Antiguo Testamento, en el que se centra en un niño que se enfrenta a la enfermedad y muerte de su madre, y la relación que desarrolla con un pájaro que habla.
En la era de la inteligencia artificial, Miyazaki se ha aferrado al largo proceso de dibujar a mano. Suzuki dijo que las ilustraciones de Ghibli eran más efectivas que los gráficos por ordenador a la hora de retratar la metamorfosis del pájaro.
Ghibli no hizo mucha publicidad de la película, optando en su lugar por un enfoque discreto para una obra que llevaba 10 años gestándose y que se estrenó después de que Miyazaki estuviera supuestamente retirado.
Cuando se le preguntó por qué Miyazaki se había afeitado su característica barba, Suzuki respondió: "No quiere parecer importante".