Ya han pasado varias semanas desde que la vida de la hija de Isabel Preysler, Tamara Falcó, diese un vuelco de 180 grados. Pasó de estar prometida y a punto de casarse, a encontrarse de nuevo sola en su piso de Madrid, y todo porque a su ex-pareja, Íñigo Onieva, no se le ocurrió mejor manera de celebrar su compromiso que encontrar consuelo en los brazos de otra mujer.
El empresario ha sufrido todas las consecuencias habidas y por haber, bien merecidas en este caso, pero nunca ha perdido la esperanza de volver a recuperar a quien él considera el amor de su vida. Hace poco conocimos que había devuelto el anillo de pedida a la joyería de París donde lo había encargado, y donde tenía esperando el verdadero anillo. Onieva decidió que no quería renunciar al anillo por mantener todavía la esperanza de recuperar a Tamara.
Hoy conocemos unas nuevas declaraciones de la Marquesa de Griñón donde cierra completamente las puertas a Íñigo y desmiente cualquier posible rumor de reconciliación entre ambos. Según comunica la propia Tamara Falcó, no quiere saber nada del empresario madrileño, y una fuente cercana añade que "ha roto todos los puentes que comunicaban".
A pesar de todo, se ha podido ver a Iñigo Onieva saliendo de misa este pasado domingo, un gesto que para él se ha vuelto rutina desde que empezó su relación con Tamara. Medios aseguran que ambos llegaron a un acuerdo, por el cual él le acompañaría a ella a la misa dominical, mientras que ella aceptaría acompañarlo en algunas de sus salidas nocturnas.