China ha vuelto a poner en tensión esta madrugada la economía y los mercados internacionales, arrestando al presidente de Foxconn, la compañía que fabrica en el país los iPhone y los productos de Apple. Han detenido a su máximo accionista y exdirectivo, Terry Gou, acusándolo de evasión fiscal y de mal uso de la tierra.
La noticia es una sacudida más a la economía internacional porque hace temer por la arbitrariedad de las actuaciones del régimen chino entre los empresarios y cuestiona la seguridad jurídica.
Se trata de un golpe doble: a nivel politico, porque el detenido es el favorito en las encuestas en las elecciones de Taiwán, un territorio que China considera parte de su propio territorio; y a nivel económico, ya que Apple ha visto cómo China prohibía el uso del iPhone a sus funcionarios y le ha declarado la guerra a la compañía hasta el punto de que Tim Cook, el CEO de Apple, ha viajado a China por sorpresa la semana pasada para, dice, "facilitar sus relaciones".
Así que, hoy despertamos con un golpe político, económico, pero que vuelve a poner a China en el centro de los temores empresariales. Y tendrá consecuencias a corto y a largo plazo porque India sigue atrayendo las inversiones que intentan escapar del riesgo chino.
