18/03/2014 | Vanesa Alonso Guerra
Se conoce como síndrome del intestino irritable (SII) un trastorno gastrointestinal que se caracteriza por presentar un conjunto de síntomas abdominales, y alteraciones del hábito deposicional, para los que no se puede demostrar causa orgánica.
No se debe confundir con la enfermedad intestinal inflamatoria (EII), que abarca la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. En el SII la estructura del intestino es normal y no se encuentra alterada.
Se presenta más frecuentemente en mujeres, y aunque se puede dar en cualquier edad, es más común que aparezca en la edad adulta.
También puede ser conocido como colon irritable o colon espástico.
CAUSAS
No se conoce una causa exclusiva y orgánica para el diagnóstico del colon irritable. Se ha observado en individuos que presentan el SII, que las contracciones que presenta el colon y el intestino delgado son cuantitativamente diferentes, es decir, más rápidas o más lentas de lo normal.
Aunque se desconoce la causa, en algunas ocasiones, el SII puede aparecer tras una infección intestinal (gastroenteritis).
Normalmente los síntomas suele ser desencadenados por factores externos, como comidas copiosas, el consumo de ciertos alimentos o bebidas (lácteos, cítricos, café, etc...), edulcorantes como el sorbitol (presente en los chicles sin azúcar) o la fructosa, algunos medicamentos...
Otros factores importantes que pueden desencadenar los episodios son el estrés y el nerviosismo, que en la mayoría de los casos parecen estar directamente relacionados con la aparición de síntomas.
SÍNTOMAS
Los síntomas pueden diferir de una persona a otra. Aunque los más comunes son:
• Dolor abdominal, que se puede localizar en ocasionas en el lado izquierdo del abdomen y que se alivia con la deposición o expulsión de gases. También es posible que este dolor sea tipo cólico (que aumenta y disminuye en intensidad, coincidiendo el aumento de dolor con la contracción o espasmo del intestino).
• Alteración en el ritmo intestinal. Se pueden alternar períodos de diarrea (cuando los movimientos intestinales son más rápidos de lo normal), con períodos de estreñimiento (cuando son más lentos de normal). Pero lo más habitual es que se presente uno u otro patrón.
• Distensión y sensación de plenitud abdominal por la acumulación de gases.
Otros síntomas que pueden aparecer, aunque son menos comunes, son:
• Sensación de evacuación incompleta.
• Tenesmo rectal (sensación de tener que evacuar constantemente).
• Dolor epigástrico, con sensación nauseosa (pudiendo aparecer en alguna ocasión vómitos).
• Expulsión de heces con moco.
• Incontinencia fecal (escapes involuntarios de heces)
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico inicial del colon irritable se realiza mediante al anamnesis, es decir, por los síntomas descritos por la persona y su historia clínica. Se realizarán preguntas sobre hábitos alimenticios, abuso de ciertos productos con sorbitol (chicles sin azúcar...), etc. También es importante valorar el aspecto psicosocial del individuo, en busca de estados de ansiedad o estrés.
Se realizara también un examen físico, y pruebas analíticas que pueden incluir muestras de sangre y heces. También habrá que descartar antes de establecer el diagnóstico una intolerancia a la lactosa u otras enfermedades intestinales que pueden tener síntomas similares.
En caso de que la evaluación sea dudosa se puede creer oportuno realizar otras pruebas más específicas e invasivas, como una colonoscopia, estudio con enema de bario, etc...
Para respaldar el diagnóstico tiene que existir una persistencia de los síntomas de tres meses como mínimo, con un patrón regular de los mismos.
TRATAMIENTO
El tratamiento del SII no consistirá únicamente en el uso de medicamentos dirigidos a mejorar la función intestinal. También habrá que tener en cuenta que factores externos lo desencadenan para intentar actuar sobre los mismos. Teniendo en cuenta esto se intentará:
• Cambios en la alimentación que ayuden a disminuir los síntomas: evitar comidas copiosas, evitar el consumo de alimentos o bebidas que estimulen el movimiento intestinal (café, té, refrescos tipo cola, sorbitol...)
• Realizar cambios en el estilo de vida que puedan ser útiles, como realizar ejercicio de manera regular, descansar las horas necesarias (para disminuir estados de ansiedad)...
• En los casos en los que exista ansiedad, o estrés, sería importante identificar la causa que los provocar para poder actuar directamente en la misma. Así mismo, instruir al individuo en técnicas de relajación y control del estrés, también puede ser beneficioso.
• Se podrán prescribir medicamentos anticolinérgicos, para ser tomados aproximadamente media hora antes de comer, y reducir los espasmos del intestino.
• Se puede valorar la utilización de otros medicamentos en función de los síntomas y desencadenantes de cada individuo como pueden ser: medicamentos antidiarreicos, espasmolíticos, ansiolíticos (en casos claramente relacionados con ansiedad).
En cualquier caso ningún medicamento funcionará para todas las personas, ya que cada caso es distinto y debe ser tratado de manera individual y personal. Es aconsejable que evite la automedicación, y tome sólo los medicamentos que sean prescritos por su médico.