Las deformaciones congénitas son un mal que afecta a millones de niños en el mundo, siendo una complicación que requiere de una intervención para corregirse. Tal como lo explica Francisco D'Agostino en su blog, la cirugía plástica se convierte en un recurso esencial para eliminar o reducir las malformaciones.
Es una práctica que adquiere más importancia en edades tempranas, ya que los niños que no la reciben tienden a sufrir muchos problemas en su crecimiento. Si te interesa saber más sobre la transcendencia que ha adquirido la cirugía plástica reformadora, sigue leyendo la siguiente información.
Un problema que requiere de soluciones audaces
Son múltiples las deformaciones congénitas que pueden sufrir los niños, capaces de afectar el movimiento del cuerpo y el aspecto físico, ubicándose como males comunes. Varían en cuanto a severidad, pudiendo ser solo estéticas o condicionantes de su habilidad motriz. Por desgracia, generan un impacto fuerte en la vida del joven, incluso agravándose en caso de no ser tratadas.
Al sufrirlas, la autoestima del pequeño tiende a bajar, debido a la presión y las burlas constantes que puede recibir por parte de otros niños. Tal situación lo lleva a sentirse angustiado, deteriorando su calidad de vida y afectando su rendimiento académico durante las horas de clase.
Entre las complicaciones más comunes se encuentran las malformaciones craneofaciales y aquellas sufridas en las manos o pies, modificando su apariencia y funcionalidad. Aproximadamente, 3 de cada 1000 niños nace con roturas labio-palatinas, siendo uno de los males más prominentes en las poblaciones actuales.
Intervenciones que cambian la vida
Las cirugías plásticas reformadoras se han establecido como un método eficaz para contrarrestar los efectos sufridos por las deformaciones congénitas, ayudando a miles de niños en el mundo. Es un procedimiento que no solo cambia la apariencia del pequeño, sino que también mejora su autoestima enormemente, permitiendo que pueda sentirse bien consigo mismo.
Además de ello, las intervenciones le garantizan una mayor facilidad a la hora de utilizar sus partes del cuerpo corregidas, como los pies. Al tratarse de problemas craneofaciales, los pacientes pueden mejorar su capacidad del habla e incluso alimentarse sin ningún tipo de inconveniente.
Una cirugía hecha de forma apropiada puede cambiar por completo la vida de un niño, permitiéndole disfrutar su niñez sin tener que ocultar su deformidad.
Necesarias en la juventud
Existen algunas malformaciones congénitas que solo pueden ser corregidas una vez que el paciente ha alcanzado su adolescencia, debido a que se encuentra más desarrollado. Un ejemplo claro de ellas son las deformaciones de mamas o el síndrome de Polaand, las cuales afectan el torso de los jóvenes.
Con el objetivo de que el tratamiento sea lo más efectivo posible, el equipo de cirugía lidera grupos multidisciplinarios que abarcan diferentes ramas. Entre las más importantes perfilan dermatólogos, radiólogos y múltiples especialidades de medicina interna.
Todas las intervenciones no solo cumplen el propósito de facilitar la vida de los pacientes, sino que también les da felicidad y aceptación para sí mismos.