Desde una perspectiva clínica, se considera juego patológico cuando la persona pierde la libertad de jugar y el juego pasa a ser una necesidad prioritaria. "Aunque se puede iniciar a cualquier edad, la etapa más común es en la adolescencia, con un promedio de cinco años desde el inicio de la conducta hasta la pérdida de control. Las tasas de riesgo están entre el 1 y el 2 por ciento de la población, llegando a cifras mayores en sectores de riesgo como minorías étnicas o adolescentes", ha dicho Ester Codina.
En este punto, la experta ha aludido a los últimos estudios que alertan de que entre el 60 y el 80 por ciento de jóvenes y adolescentes han jugado a juegos de apuestas en el último año, especialmente los 'on line', siendo los principales factores de riesgo social en el juego problemático y patológico son edad de inicio, sexo, bajo nivel de estudios, ingresos, desocupación, vivir en zonas urbanas, escaso soporte social y familiar y ser inmigrante.
"Desde los tiempos más antiguos el ser humano se ha sentido a gusto imitando conductas o ingiriendo sustancias para buscar primero la confianza y posteriormente el propio placer. Finalmente, en pleno siglo XXI muchas conductas se han hecho compulsivas, en especial la ingesta de sustancias químicas, generando múltiples trastornos y diferentes situaciones epidémicas que aún hoy estamos sufriendo", ha añadido el psiquiatra y patrono de la Fundación Tutelar de la Orden de San Juan de Dios, José Cabrera.
En relación al abordaje de estos problemas, la enfermera especialista en Salud Mental del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Nazaret Saiz, ha recordado que la Atención Primaria es el lugar adecuado para el cribaje y el manejo de pacientes con consumo de riesgo, comentando que entre el 20 y el 30 por ciento de los pacientes ingresados en Medicina Interna presentan problemas de abuso de alcohol, algo similar a lo que ocurre con los servicios de Digestivo y en las unidades de trasplante hepático.
Respecto a la adicción a la cocaína, la coordinadora de Enfermería en el Centro Hospitalario de Tratamiento a Drogodependientes-Proyecto Hombre, Ana de Sebastián, ha comentado que el perfil del usuario suele ser de una persona que también consume alcohol.
En este caso, los enfermeros de la Clínica Nuestra Señora de La Paz de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Sheila Peña y Alberto Ruiz, han destacado también la labor de los enfermeros en el tratamiento de desintoxicación de la cocaína, quienes han señalado que entre sus principales funciones se encuentra la acogida del paciente y la familia favoreciendo la escucha activa, ofreciendo información del dispositivo y fomentando la motivación generando "empatía" para iniciar un vínculo terapéutico.