Se trata de una enfermedad respiratoria contagiosa, causada por el virus influenza. Si bien se trata de una enfermedad que suele ser leve, existen formas más severas que ocurren en determinadas personas de riesgo.
La mayoría de las personas en buen estado de salud se recuperan de la gripe sin complicaciones, pero algunas, como las de edad avanzada, los niños de corta edad y quienes poseen enfermedades previas, tienen un mayor riesgo de complicaciones serias a consecuencia de la gripe.
¿Cómo podemos prevenir la gripe?
La opción que facilitan en Atención Primaria, es la campaña de vacunación.
Las vacunas son elaboradas teniendo en cuenta los diferentes tipos – denominados subtipos- de los virus influenza que se encuentran en circulación a nivel mundial. Esto se logra mediante un sistema de vigilancia registrado por más de 100 centros centinelas distribuidos en todo el planeta.
Podría ocurrir – como se viene anticipando a lo largo del año- que en un momento dado se produzcan mutaciones del virus de la influenza A y que esto derive en un contagio masivo a nivel mundial. En estos casos las vacunas actualmente disponibles no serían de utilidad.
Mientras tanto, las vacunas con las que contamos en nuestro país en la actualidad son las adecuadas y su aplicación está altamente recomendada.
¿Quiénes deben recibir la vacuna antigripal?
- Los niños de 6 meses a 23 meses de edad.
- Las personas de 65 años de edad en adelante.
- Las personas de 2 años de edad en adelante que tienen enfermedades subyacentes a largo plazo (enfermedades del corazón o del pulmón, enfermedades metabólicas como la diabetes, enfermedades del riñón, trastornos de la sangre o el sistema inmunológico debilitado) .
- Las mujeres que estén embarazadas durante esta temporada de gripe.
- Las personas que viven en geriátricos u otros sitios de cuidados a largo plazo.
- Las personas que tienen entre 6 meses y 18 años de edad, y que toman aspirina todos los días.
- El personal sanitario.
- Las personas que tienen o cuidan a un bebé menor de 6 meses de edad.
(No se debe vacunar contra la gripe a bebés menores de 6 meses de edad).
Pero… ¿sólo vacunándonos podemos prevenir al gripe?
No. Además de la vacunación existen otras medidas para prevenir la gripe:
Medicamentos antivirales
Se han aprobado tres medicamentos antivirales (amantadina, rimantadina y oseltamivir) para ser usadas en la prevención de la gripe. Estos medicamentos se pueden obtener sólo con receta y se debe consultar a un médico, antes de tomarlos. Es importante señalar que se trata de remedios bastante costosos, que no se encuentran al alcance de muchos, y que su uso no es de ningún modo fundamental para prevenir el contagio.
Medidas de higiene y convivencia
Las siguientes medidas pueden ayudar a evitar la propagación de enfermedades respiratorias como la gripe, y son mucho más baratas que los medicamentos.
Estas son las principales:
- Cúbrase la nariz y la boca con un pañuelo descartable cuando tosa o estornude, y tire el pañuelo después de usarlo.
- Lávese las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de toser o estornudar. Si no está cerca de una fuente de agua, use un desinfectante de manos a base de alcohol.
- Haga todo lo posible por mantenerse alejado de las personas enfermas.
- Si adquiere una gripe u otra enfermedad viral estacional, no vaya a la escuela ni al trabajo.
- Si está enfermo, no se acerque a otras personas para evitar contagiarlas.
- Trate de no tocarse los ojos, la nariz ni la boca. Ésta es la manera como a menudo se propagan los gérmenes.
¿Qué hacer si nos engripamos?
Descansar mucho, tomar mucho líquido y dejar de fumar. También puede tomar medicamentos que se venden sin receta para aliviar los síntomas de la gripe (pero evite el administrarle aspirina a niños o jóvenes con síntomas de gripe, especialmente si tienen fiebre).
¿Cuáles son las señales de emergencia?
Hay algunas “señales clave de emergencia” que requieren atención médica inmediata.
En los niños, algunas de las señales que sugieren la necesidad de una atención médica inmediata son:
- Respiración rápida o dificultad para respirar.
- Color azulado en la piel.
- Poco consumo de líquidos.
- Apatía, reducción de la actividad habitual.
- Molestias generalizadas.
- Empeoramiento de la tos.
- Fiebre con sarpullido.
En los adultos, algunas de esas señales son:
- Dificultad para respirar o falta de aliento.
- Dolor o presión en el pecho o abdomen.
- Mareo repentino.
- Confusión.
- Vómitos fuertes o persistentes.
¿Cuáles son los síntomas de la gripe?
La gripe generalmente empieza de manera brusca y se acompaña del siguiente cuadro clínico:
- Fiebre (por lo general alta).
- Dolor de cabeza.
- Cansancio (en ocasiones muy intenso).
- Tos.
- Dolor de garganta.
- Secreción o congestión nasal.
- Dolores musculares y articulares en todo el cuerpo.
- Con menos frecuencia, diarrea y vómitos, especialmente en los niños.
¿Cuáles son los riesgos de la gripe?
La mayoría de las personas que contraen una enfermedad gripal no van a sufrir mayores complicaciones que las molestias ocasionadas por el malestar general, la necesidad de reposo y pérdida de sus actividades habituales (estudio, trabajo, deportes y recreación… lo que no es poca cosa).
En cambio, las personas de edad más avanzada, o que tienen previamente problemas renales, hepáticos, inmunológicos, cardíacos, respiratorios, nutricionales o diabetes – entre los más importantes- , pueden desarrollar una neumonía bacteriana, o empeorar sus enfermedades crónicas como la insuficiencia cardíaca congestiva, el asma y la diabetes. Además, tanto los niños como los adultos pueden contraer sinusitis e infección de oídos.