Las principales preocupaciones que selañan los encuestados son la salud y el bienestar de sus familiares, pues estos ingresan en las residencias para pasar los últimos años de su vida, siendo la media de edad de entrada los 82 años, y la media de estancia unos 4 años.
Los aspectos peor valorados de las residencias son la terapia ocupacional, la asistencia psicológica y la falta de personal, sobre todo sanitario, algo que se ha visto claramente agravado con la llegada de la pandemia de COVID-19, que ha hecho más patente el problema de ausencia de suficientes profesionales médicos en estos centros.
De la primera encuesta se destacan varios aspectos: uno de cada cuatro familiares no ha conseguido el ingreso en la residencia que quería; la media de días que tienen que estar esperando al ingreso son 120, siendo 57 para residencias privadas, 163 para concertadas, y unos alarmantes 209 en públicas; el coste medio por plaza en residencia se dispara hasta 1.374 euros más los gastos extra, que ascienden hasta 119€; las residencias más caras se encuentran en el País Vasco (1.758 euros), Madrid (1.521 euros) y Cataluña; el 39% de los encuestados se han enfrentado al menos a un problema, y suele estar relacionado con la higiene y las actividades no realizadas; aun así, se valoran las residencias con 67 puntos de 100, moderadamente satisfechos, y solo el 40% están muy satisfechos.
En la segunda encuesta se selañan las mismas fallas que en la primera, pero claramente la presencia del COVID ha afectado a las respuestas. Se destaca sobre todo la falta de material sanitario específico para el cuidado y la protección de los residentes, así como de personalidad auxiliar y sanitario, un problema que se ha reducido notablemente pero no ha sido subsanado.
También en esta segunda encuesta se dan datos sobre contagios y fallecidos en residencias durante estos meses de pandemia. El 83% de los residentes han recibido un test COVID, de los cuales un 13% han resultado ser positivo. El 58% de las residencias han tenido algún caso positivo, y de estos, el 50% desgraciadamente han fallecido.
De los fallecidos, el 41% ha sido directamente por Coronavirus, el 34% por otro tipo de razones y el 25% restante no se ha confirmado el motivo, ni que haya sido por COVID.