El dolor de espalda

El dolor de espalda aparece por un mecanismo neurológico -normalmente de origen desconocido- que causa dolor, inflamación y contractura muscular. Los principales métodos de diagnóstico son la historia clínica y la exploración física, y sólo en contadas ocasiones son útiles pruebas como la radiografía o el análisis de sangre, la resonancia magnética y pruebas neurofisiológicas.

02/06/2014 | Rosa Luján

Existen unas escalas evaluadas científicamente para valorar de forma objetiva la intensidad del dolor y el grado de incapacidad que ocasiona el dolor de espalda, así como un programa para calcular el pronóstico del dolor lumbar de un paciente concreto en 3 meses, basado en los resultados de un estudio científico realizado por la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda.

Para evitar y tratar el dolor de espalda se debe mantener el mayor grado de actividad posible y evitar el reposo en cama. La mayoría de los casos se trata satisfactoriamente con medicamentos, y otros tratamientos no quirúrgicos. La cirugía está indicada en un reducidísimo número de casos y sólo cuando hay signos claros que garantizan su éxito.

PREVENCIÓN

Para evitar el dolor de espalda es recomendable hacer ejercicio, evitar el sedentarismo, adoptar una actitud mental valiente ante el dolor y cumplir las normas de higiene postural destinadas a realizar las actividades cotidianas de forma que la espalda soporte la menor carga posible.

En este apartado se ofrecen consejos acerca de cómo llevar a cabo las actividades diarias (dormir, inclinarse, cargar pesos, levantarse, estar de pie, sentarse, etc.) del modo menos perjudicial para la espalda, con una clasificación por grupos de población (mayores, trabajadores, niños, población general). También se describe cuáles son los principales riesgos para la espalda de cada deporte. En general pueden incrementar algo el riesgo de padecer dolores de espalda aquellos que someten al cuerpo a vibraciones, los que requieren movimientos de flexoextensión o torsión, y los que obligan a mantener posturas de flexión o hiperextensión. Sin embargo, la realización de ejercicios físicos que desarrollen una musculatura compensada puede paliar los efectos adversos.

 HIGIENE POSTURAL

Una misma actividad se puede hacer adoptando posturas distintas. La higiene postural y la ergonomía enseñan a hacer todo tipo de actividades del modo más seguro y liviano para la espalda. Su finalidad es disminuir la carga que soporta la espalda y el esfuerzo que tiene que hacer su musculatura durante las actividades cotidianas y laborales.

En general, los estudios disponibles demuestran que en la práctica tienen cierto efecto, aunque este efecto se circunscribe a las medidas muy evidentes en personas que, por su trabajo, tienen que mantener las posturas durante mucho tiempo (especialmente, el estar de pie quietos), adoptar frecuentemente posturas extremas, o realizar esfuerzos muy importantes y repetidos, especialmente manejando cargas mientras flexionan, inclinan o giran la espalda. En esos casos, algunas medidas de higiene postural y ergonomía han demostrado ser eficaces para prevenir los dolores de espalda. Sin embargo, en los demás casos, lo que incluye a la mayoría de los trabajadores, han demostrado tener un efecto nimio o inexistente.

Así, conviene conocerlas para que cada persona pueda decidir si son importantes en su caso y, si es así, aplicarlas, pero eso no debe cuestionar el hecho de que lo realmente importante, en todos los casos, es mantenerse físicamente activo y hacer el ejercicio necesario para tener una musculatura tan potente, resistente, coordinada y entrenada como sea posible.