Crisis de crecimiento del bebé: cómo reconocerla
Durante el desarrollo del bebé, es habitual que se produzcan crisis de crecimiento. Aunque no hay fechas exactas, existen unos tiempos establecidos en los que suelen darse estos períodos de adaptación a la producción de leche materna: en los primeros 20 días, a las 6 semanas, a los 3 meses, a los 6-8 meses, en el primer año y hasta en los 2 años.
¿Qué son las crisis de crecimiento?
Es importante que estemos informados de la existencia de las denominadas crisis de crecimiento, pues cuando se dan, muchas mujeres abandonan la lactancia materna al pensar que su cuerpo no produce leche suficiente para alimentar a su hijo.
Estas crisis son períodos en los que se adaptan de forma recíproca la demanda de leche del bebé y la producción de este alimento por parte de la madre. Se trata, en definitiva, de momentos en los que el amamantamiento sufre cambios que podremos detectar si vemos signos como los que se mencionan en el siguiente apartado.
Cómo identificar las crisis: crecimiento del bebé y patrones
Cuando el patrón de comportamiento a la hora del amamantamiento cambia, es muy probable que tu bebé esté pasando por una crisis de crecimiento. La duración y síntomas de estas crisis varían en cada una de las que se suceden y en cada caso.
Por lo general, cuando el bebé tiene menos de 6 semanas, las crisis de crecimiento pueden identificarse porque solo se calma con las tomas, que se vuelven más frecuentes, en especial las nocturnas.
Este comportamiento puede agudizarse en una nueva crisis de crecimiento en bebés de 3 a 4 meses. En este punto, el amamantamiento puede llegar a ser muy difícil y de hecho, es uno de los momentos más frecuentes para dejar la lactancia.
Esto se debe a la sensación de la madre de que ya no produce suficiente leche, el número de tomas diarias disminuye (el niño succiona de forma más eficaz), el bebé se muestra muy irritable y puede llegar a llorar cuando se le da de mamar, pues la leche tarda unos minutos en salir tras la primera succión. También es en este momento cuando el peso del bebé parece estabilizarse y no aumenta tan rápido como lo hacía en los primeros meses.
Por otro lado, de los 6 a los 9 meses el bebé ya gatea, por lo que es mucho más independiente de la madre y, al darse cuenta de ello, le cuesta mucho separarse de ella. En este sentido, los padres notarán como rechaza a otras personas en preferencia de la madre y pide estar continuamente en brazos. Se trata de otro periodo de adaptación totalmente normal, que puede repetirse más tarde, hasta que el niño cumple los dos años.
Mantén la calma y dale el cariño necesario
Ya hemos visto que las crisis de crecimiento son períodos en los que la madre y el bebé se adaptan a los diferentes cambios. Para ello, solo tienes que aprender a identificarlas y asegurarte de que el bebé no sufre ninguna otra molestia. Mantener la calma es clave para superar estos difíciles momentos de lactancia, porque tu hijo reaccionaría el estrés con desapego. Así que no lo fuerces y dedícate a proporcionarle tranquilidad absoluta en el momento de amamantarlo. Ante todo, no desistas y recuerda que durante el crecimiento del niño, estas crisis son totalmente normales.