Es una observación tan antigua como las reuniones humanas alrededor de las hogueras: la luz nocturna puede atraer a una multitud de insectos que revolotean erráticamente.
Observar sus frenéticos movimientos realmente da la sensación de que algo va mal : que en lugar de buscar comida y evadir a los depredadores, estos pilotos nocturnos están atrapados por una luz.
A pesar de que llevamos siglos siendo testigos de su comportamiento, tenemos pocas certezas sobre por qué lo hacen . ¿Cómo es posible que una simple luz convierta a navegantes rápidos y precisos en cautivos indefensos y torpes revoloteadores ?
Una de las primeras ideas era que los insectos se sentían atraídos por el calor de la llama . Esto era interesante, ya que algunos insectos son realmente pirofílicos: les atrae el fuego y han evolucionado para aprovechar las condiciones de las zonas recién quemadas . Pero la mayoría de los insectos que revolotean alrededor de una luz no pertenecen a esta categoría, y las luces frías también los atraen .
Otra idea era que los insectos se sentían atraídos directamente por la luz, un comportamiento llamado fototaxis . Muchos insectos se mueven hacia la luz , quizá como forma de escapar de entornos oscuros o de trampas.
Pero si ésta fuera la explicación de las agrupaciones en torno a una luz, cabría esperar que chocaran directamente con la fuente. Pero no ocurre así . No van directos a la luz, vuelan en círculos .
La teoría más romántica es que los insectos podrían confundir una luz cercana con la Luna , al intentar utilizar la navegación celeste. Muchos insectos usan la Luna para mantener su rumbo por la noche.
Esta estrategia se basa en la forma en que los objetos situados a gran distancia parecen inmóviles mientras uno se desplaza en línea recta . Una Luna fija indica que no has dado ningún giro involuntario, como podría ocurrir si te zarandeara una ráfaga de viento. Sin embargo, los objetos más cercanos no parecen seguirnos en el cielo, sino que se quedan atrás a medida que uno avanza.
Para examinar esta cuestión en detalle, se han capturado y examinado vídeos de alta velocidad de insectos alrededor de diferentes fuentes de luz. Esta investigación ha dado lugar a descubrir que sus patrones de vuelo no se ajustaban a ningún modelo existente .
Más bien, una gran cantidad de insectos situaba sistemáticamente sus espaldas hacia las luces . Se trata de un comportamiento conocido como respuesta dorsal a la luz. En la naturaleza, suponiendo que la luz baja más del cielo que sube del suelo, esta respuesta ayuda a mantener a los insectos en la orientación adecuada para volar.
Colocar sus espaldas apuntando hacia luces artificiales cercanas altera sus trayectorias de vuelo, algo parecido a los aviones cuando se inclinan para girar. Cuando sus espaldas se orientan hacia una luz cercana, el movimiento resultante los hace girar alrededor de la luz , dando vueltas, pero rara vez chocando.
Y encontramos algo aún más extraordinario: cuando volaban directamente por encima de una luz , los insectos tendían a voltearse boca abajo , de nuevo dándole la espalda, y luego se estrellaban bruscamente .
Los insectos son los únicos animales que se ven afectados por las luces nocturnas . Quizá tenga que ver con su pequeño tamaño. Los animales más grandes pueden sentir la gravedad gracias a que poseen órganos sensoriales que perciben su aceleración, o cualquier aceleración.
Pero los insectos sólo tienen pequeñas estructuras sensoriales . Y, sobre todo cuando realizan rápidas maniobras de vuelo, la aceleración sólo les ofrece una pobre indicación de hacia dónde se dirigen. En su lugar, parecen apostar por la luminosidad del cielo.
Antes de la iluminación moderna, el cielo solía ser más brillante que el suelo, de día o de noche, por lo que proporcionaba una señal bastante fiable para un pequeño volador activo que esperaba mantener una orientación constante. Las luces artificiales que sabotean esta capacidad, incitando a los insectos a volar en círculos son relativamente recientes.
A medida que se extienden las nuevas tecnologías, las luces que impregnan la noche proliferan más rápido que nunca. Con la introducción de los LED baratos, brillantes y de amplio espectro, muchas zonas, como las grandes ciudades, nunca ven una noche oscura.