Los smartphone se han convertido en una parte fundamental de nuestro día a día. Nos permiten ponernos en contacto con familiares que no tenemos cerca, verlos incluso a través de videollamadas, hacer gestiones importantes sin movernos de casa, o de camino al trabajo, y estamos siempre localizables en caso de que ocurra algo grave.
Pero... No es oro todo lo que reluce, y en los últimos cinco años nos hemos ido dando cuenta que el uso de los teléfonos inteligentes ofrece tantas ventajas como problemas, sobre todo, en relación a nuestra salud mental. Quienes más lo acucian son los jóvenes, ya que en ellos el impacto de las redes sociales es mucho más directo y mayor.
De hecho, se ha podido saber que la población española utiliza su teléfono móvil una media de 5 horas diarias, lo que está muy por encima de lo recomendado por expertos, en cuanto a exposición a pantallas digitales.
Por suerte, estamos siendo mucho más conscientes del problema y, por tanto, muchas personas están poniendo remedio a esta adicción digital: una desintoxicación completa que pasa por eliminar ciertas aplicaciones del teléfono móvil o, directamente, sustituirlo por otro que no tenga conexión a internet.
La intención de esta nueva práctica es que las personas levantemos la vista del móvil y potenciemos más las relaciones personales a corta distancia, los hobbies personales y, en general, mejore nuestra calidad de vida, la salud del sueño, y nuestra salud mental.
Gracias a una encuesta reciente, conocemos con más datos cuál es el nivel de compromiso y de necesidad que la población española tiene de esta desintoxicación. En especial, la encuesta se ha dirigido hacia los más jóvenes, un total de 1.000 jóvenes adultos entre 18 y 30 años que han dado su opinión al respecto de este tema tan actual.
Un 75'5% de los encuestados ha admitido haberse planteado reducir sus horas de uso de redes sociales y su smartphone, en general; pero tan solo un 14'3% lo ha conseguido, cambiando sus hábitos diarios.
En muchos de estos casos, la desconexión se produce a través de la desinstalación de aplicaciones de redes sociales, borrar los perfiles personales de estas mismas páginas o controlar el tiempo de uso que le damos al teléfono móvil, a través de aplicaciones o el propio smartphone, ya que muchos traen esa función incorporada.
Otra de las opciones que se valora es sustituir su teléfono móvil por un dumbphone, o teléfono tonto. Este tipo de aparatos nos hacen volver a la época primigenia de los móviles, donde nadie contaba con una conexión a internet fuera de casa, y se limitaban a ser aparatos que usábamos para hacer llamadas o recibir mensajes. El 19'5% de los encuestados admite conocer a alguien que haya realizado este cambio, y el 12'2% lo ha hecho por su cuenta.
Si bien no existe una fórmula del éxito, pues cada persona es un mundo y tiene una vida personal y unas necesidades completamente diferentes y opuestas a su vecino, lo que está claro es que en este tipo de acciones lo que más importa es la fuerza de voluntad que uno ponga y las ganas que tenga de cuidar su salud, tanto física como mental.