Hay muchos actores y actrices que lo dan todo para interpretar de manera fidedigna un papel. Estrellas como Christian Bale o quien hoy nos ocupa, Charlize Theron, no han dudado en aumentar o bajar radicalmente de peso para asumir papeles diferentes.
La actriz protagonizó en 2003 la película basada en hechos reales Monster, donde su papel requería un aumento de peso de unos 13,5 kilos. Lejos de optar por prótesis, Charlize Theron aumentó su peso para el papel que le valdría el Óscar. Luego pudo perderlos con relativa facilidad.
Pero la historia cambió en 2018, cuando Charlize Theron se metió en la piel de Marlo, una madre soltera a cargo de tres niños, en Tully. La película dirigida por Jason Reitman necesitó que la actriz ganase más de 22 kilos.
El nivel de exigencia se hizo notar mientras Charlize Theron aumentaba su peso, pero fue peor a la hora de perderlos y descubrir que su metabolismo ya no era el de quince años atrás.
En una reciente entrevista con Allure (vía Variety), la actriz sudafricana se planta ante la idea de otro papel que requiera un aumento de peso por su parte. "Nunca volveré a hacer una película y decir: 'Sí, ganaré 18 kilos'. No volveré a hacerlo porque no podré quitármelos".
Theron repasó los dos casos que hemos citado, Monster y Tully, y los comparó entre sí, destacando que en pocos días perdió el peso ganado en Monster, pero tardó más de un año en hacer lo propio con el aumento de Tully.
La actriz explica cómo su propio médico le sugirió calma y comprender que su metabolismo no era el mismo que tres lustros atrás. Además, Charlize Theron también acusa la edad en las películas de acción que ha protagonizado, como Mad Max: Furia en la carretera o Atomic Blonde.
"Más que mi cara, desearía tener mi cuerpo de 25 años para poder tirarlo contra la pared y ni siquiera sentirlo mañana. Ahora, si no hago ejercicio durante tres días y vuelvo al gimnasio, no puedo caminar ni sentarme en el baño".
