Los niños saharauis y bielorrusos vuelven de vacaciones a Fuenlabrada

Cerca de una treintena de niños saharauis y bielorrusos pasan sus días de vacaciones, una vez más en Fuenlabrada, acogidos por familias solidarias que intentarán mejorar sus condiciones de vida durante su estancia en la ciudad.

Los 29 niños, con edades comprendidas entre los 7 y los 12 años, llegaron el fin de semana a nuestro municipio y permanecerán hasta el 24 de agosto los saharauis y hasta el día 2 del mismo mes los bielorrusos.

El alcalde, Manuel Robles, les ha recibido hoy en el Salón de Plenos del Ayuntamiento para darles la bienvenida a la ciudad y desearles unas buenas vacaciones con sus familias “acogedoras”.

Manuel Robles, una vez más, ha destacado la solidaridad de las familias que cada verano deciden compartir sus vidas con estos niños y el compromiso que adquieren ocupándose de su educación e intentando mejorar sus condiciones sanitarias.

El alcalde ha destacado la importancia de organizar estos programas solidarios para ayudar, en este caso, a niños desfavorecidos: unos por el desastre nuclear que asoló su tierra en 1986 y otros por las duras condiciones en las que viven en los campos de refugiados de Tinduf.

Un año más los niños saharauis vienen gracias a la iniciativa de la Asociación Río de Oro y los bielorrusos por la Parroquia Nuestra Señora de Belén. El Ayuntamiento colabora con las entidades organizadoras aportando una subvención que ayuda a las familias a sufragar los gastos de mantenimiento.

Durante su estancia en la ciudad, los pequeños serán sometidos a revisiones médicas en el Hospital de Fuenlabrada y odontológicas en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC); visitarán las dependencias de los bomberos, policía local y protección civil de la ciudad; podrán disfrutar de las instalaciones de la piscina municipal y realizarán distintas actividades en conjunto turísticas y de ocio.

Las familias como en cada edición han mostrado su entusiasmo por la experiencia que viven con los menores, la gratitud que ellos demuestran y el intercambio cultural del que disfruta el colectivo durante la época estival. Se trata de experiencias muy gratificantes para todos los implicados en el programa.