La incorporación del videojuego en la experiencia educativa

La tecnología siempre ha modificado la relación del hombre con su entorno, con sus congéneres e incluso consigo mismo. Esto resulta algo evidente en muchos ámbitos, como la obtención de alimento o de energía, la medicina o el transporte.

Sin embargo, en la educación puede parecer que los usos más convencionales han estado vigentes durante siglos sin demasiados cambios. En la Grecia antigua, el modelo de un maestro enseñando sus conocimientos a unos alumnos que presencian sus clases, ya estaba en práctica en las escuelas de filosofía que hoy se estudian a lo largo del mundo.

Ese modelo de clase magistral no se ha visto modificado en esencia. Sin embargo, actualmente existe la posibilidad de variar el modelo de manera radical.

La tecnología como herramienta de innovación

Actualmente se considera un gran valor el uso de las tecnologías en la enseñanza. Se procura que los centros educativos estén conectados a Internet y tengan laboratorios con tecnologías adaptadas a la capacidad de los estudiantes. Hay asignaturas que introducen la relación con la tecnología en sus temarios y la comunicación entre los miembros de la comunidad educativa se aprovecha de Internet y de las redes sociales.

No obstante, la tecnología no solo mejora el modelo convencional de enseñanza, sino que lo modifica y lo personaliza, adaptándose a las distintas necesidades de los alumnos, las asignaturas y posibilitando variaciones según el área de conocimiento a la que se aplique.

Esta diversificación de la enseñanza se va multiplicando con el tiempo, puesto que la acumulación de conocimiento hace que haya materias educativas muy dispares entre sí, sobre todo en la enseñanza superior. El estudio de la gramática de una lengua muerta tiene poco que ver con el de la química orgánica. Un espectrógrafo de masas se usará de un modo que en nada se parece a las herramientas utilizadas para desentrañar un papiro antiguo.

Pudiera parecer que el carácter innovador de la tecnología en la educación se restrinja a la enseñanza superior, orientada para áreas de conocimiento muy especializadas. Pero actualmente ese carácter disruptivo de la tecnología ya está llegando a las aulas de la educación primaria y secundaria.

El videojuego pide paso como herramienta educativa

Uno de los inconvenientes más extendidos para profesores y padres de alumnos es la falta de interés en aprender que padecen muchos niños y jóvenes. La tecnología ya ha atacado este problema desde hace décadas, utilizando material audiovisual que a los alumnos les resultara entretenido para centrar su atención en la materia de estudio.

Pero el alumnado actual tiene acceso desde muy joven a multitud de contenidos audiovisuales y en plataformas muy diversas, por lo que la exhibición de audios y vídeos no les resulta especial en absoluto. Es necesario dar un paso más para capturar su atención.

El videojuego está librándose poco a poco de los prejuicios existentes contra él y mostrando que puede ser una excelente herramienta para dinamizar la educación. No solo permite capturar la atención de los alumnos, sino que los videojuegos educativos permiten trabajar multitud de habilidades, destrezas y capacidades tanto físicas como intelectuales de los estudiantes. Incluso puede facilitar el estudio a niños con problemas o dificultades de aprendizaje.

Los videojuegos educativos además facilitan la interacción entre alumnos al promover el juego en equipo, que fácilmente acaba evolucionando en trabajo en equipo. Así se posibilita que las debilidades de cada alumno se vean compensadas por las fortalezas de otros, creando una dinámica de ayuda entre iguales, que muchas veces es más eficaz que la ayuda del profesor.

La interactividad no es la única ventaja, puesto que los videojuegos que tienen planteamientos individuales permiten que cada alumno avance según su desempeño, posibilitando que los que más dificultades tienen no se sientan rezagados al tener que adaptarse a un grupo que va más rápido que ellos. Igualmente, los más avanzados pueden progresar a su ritmo sin ralentizar su velocidad de aprendizaje por adaptarse al grupo, algo que muchas veces ocasiona desinterés por el estudio.

El videojuego, aunque haya surgido en el campo del ocio, está expandiendo sus áreas de influencia. Exactamente lo mismo que pasó con todas las tecnologías audiovisuales que le preceden. No hay ninguna razón para vetar los videojuegos en las aulas, siempre que estén adaptados a las necesidades de la comunidad educativa y fomenten un mejor aprovechamiento del tiempo y de las capacidades y preferencias de los alumnos.

Por María José Madarnás, editora de Maternidad Fácil.

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