El Atleti sufrió para ganar a su clon sueco

El sorprendente Mälmo dio muchísima guerra al Atleti en su casa. Siempre se habla, y con razón, del frío que hace en Suecia y lo fría que es la gente. Pues el Swedbank Stadion tiene que ser una colonia mediterránea, porque allí nada es frío, lento ni relajado. El equipo local juega con las revoluciones por las nubes y nunca se cansa, ni aunque le marquen. Es la versión nórdica del Atlético de Madrid: dar el 200% y no rendirse nunca. Pero el original siempre tiene algo que supera a la copia, y en este caso es la calidad.

Sorprendió la entrada de Raúl García en el once a costa de Griezmann, que ahora anda entonado y con ganas de comerse la portería a cañonazos, pero los caminos del Cholo son inescrutables. Los de Mark Clattenburg son inexplicables, pues a ningún árbitro se le ocurre vestirse con los mismos colores que uno de los dos equipos. Se pasó la primera parte recibiendo balones del Atleti porque vestía igual que ellos. Hasta el descanso no arregló su error.

Fue un partido muy complicado, en el que el Malmö salió en tromba y terminó exactamente igual. Tanto se pareció al Atleti que hasta tenía su propio Juanfran, el rubio Tinnerholm, con la misma profundidad y peligro que el rojiblanco. Todo iba a máxima velocidad salvo Arda, que intentó pisar el freno y dar tranquilidad a todo el mundo. Al final, necesitó una botella de oxígeno para sobreponerse a una batalla física tremenda.

El gol se hizo esperar, pero llegó a la media hora. Olsen no pudo hacer nada ante lal genialidad de Koke, que supone medio Atleti o más. Juanfran puso el centro tras recorrerse toda la banda y ahí estaba el canterano, listo para hacer de un gol un lienzo renacentista. Situado en el primer palo, pudo disparar con la derecha y asegurar el tanto, pero la historia no está hecha para los conformistas. Él lo hizo bonito, con un taconazo al primer toque que no es muy estético, pero sí preciosista. La normalidad no va con Koke.

El gol incrementó la potencia del Malmö, y aceleró cuando parecía imposible que pudieran correr más. Son nórdicos de sangre caliente, una excepción cultural muy destacable. El Atlético fue a menos, reducido a empujones por un rival crecido en la búsqueda del gol. La pena para ellos es que Diego Godín existe y viste de rojiblanco. Exhibición del uruguayo un día más, presente allí donde se necesitara un pequeño milagro. Evitó el empate al sacar una volea de Tinnerholm que estaba más dentro que fuera. Muchas ocasiones, con un palo incluido, pero sin resultado.

Al Atleti no le puedes perdonar ocasiones, porque él no va a ser tan generoso. Cuando más se apostaba por el 1-1m llegó la sentencia con un gol de Raúl García. Centro de Juanfran, cómo no, que rechazó Helander y Raúl hizo el resto. Como decía, el original casi siempre es mejor que la copia. El Atleti se salió con la suya y ve ya la puerta de los octavos de final.