Akindele salva al MONTAKIT Fuenlabrada tras un final de infarto (82-81)

Los de Hugo López suman una victoria importantísima tras un final en el que pasó de todo. Providencial actuación de Akindele, el gran héroe de los fuenlabreños. El Baloncesto Sevilla deja escapar una oportunidad de oro para poner tierra de por medio con los fuenlabreños. Ovación para Luis Casimiro antes del encuentro.

Taquicárdico, igualado, emocionante, loco, imprevisible  y, sobre todo, decisivo. Todos estos ingredientes se han dado cita esta tarde en el Fernando Martín, que ha presenciado un final de los que hacen afición. Durante tres cuartos, MONTAKIT Fuenlabrada y Baloncesto Sevilla han jugado con miedo, midiendo muy bien sus movimientos para evitar perder un partido en el que había demasiado en juego. Sin embargo, ambos conjuntos se deshicieron de sus propias cadenas para ofrecer un último cuarto que quedará grabado durante mucho tiempo en la memoria de los aficionados, sobre todo en la de los fuenlabreños, grandes vencedores de la noche.

Un final que eclipsa por completo el que iba a ser uno de los momentos de la tarde, la ovación que el Fernando Martín le brindó a Luis Casimiro. Su presencia en el banquillo visitante no fue lo único por lo que el partido arrancó con los papeles cambiados. El Baloncesto Sevilla empezó jugando a lo Fuenlabrada, es decir, con un jugador acaparando todo el protagonismo ofensivo. Los hispalenses buscaban con insistencia a un Kirk Penney que, durante los primeros minutos, se ganó con creces jugarse todas las posesiones. El ex del Fuenlabrada, como si de Andy Panko se tratase, anotó 12 de los 20 puntos de su equipo en un primer parcial que acabó 16-20.

El verdadero Panko también era noticia, pero por todo lo contrario que el neozelandés. Sus ocho puntos al descanso eran la demostración de que su equipo estaba haciendo lo que no hizo en Zaragoza, repartir responsabilidades ofensivas sin focalizar en nadie en concreto. Esto lo agradeció especialmente un inspirado Roland Smits, que con 7 puntos al descanso era la sorpresa agradable  de los de Hugo López.

Por parte andaluza llamaba la atención de Pierre Oriola, que tomó el relevo de Penney durante el segundo cuarto, castigando sobremanera a la zona fuenlabreña. El canterano fuenlabreño y el pívot catalán eran de los más llamativo dentro de un encuentro anodino, sin acciones destacables, que en ningún momento reflejó lo mucho que había en juego. Solo la emoción del marcador (42-42 al descanso) salvaba un partido demasiado correcto e inofensivo.

Cada cuarto había tenido, al menos, un nombre propio. El tercero no fue una excepción, y contó como principal protagonista a Akindele. El nigeriano, sin hacer mucho ruido, se fue al descanso como máximo anotador del Fuenla con 8 puntos. Tras el descanso siguió sumando, aprovechando todos y cada uno de los tiros que fallaban sus compañeros, como si de un recogedor humano se tratase.

Aun así, la igualdad imperaba en el marcador, al menos hasta que el partido cobró algo de vida. En un visto y no visto se pasó de la tranquilidad al vértigo. Una antideportiva de Penney sobre Diagne le puso nervio al encuentro, algo que le vino de fábula a los de Hugo López. El propio Diagne y Burtt sacaron a relucir esas revoluciones que tantas veces les juegan malas pasadas para, en esta ocasión, poner al Fuenla siete arriba (60-53), su máxima ventaja en el partido. Sin embargo, el efecto gaseosa duró poco. Nikola Radicevic, máximo exponente de la mejoría de Sevilla desde la llegada de Casimiro, se encargó de recortar distancias, llegando al último cuarto con apenas un punto de ventaja a favor del MONTAKIT (60-59).

Si los tres primeros cuartos habían destacado porque nadie se salía de su papel, en el último cuarto pasó todo lo contrario. El partido entró en una dinámica más acorde a lo que se esperaba antes del mismo. Hubo tensión, emoción, acciones decisivas, errores, aciertos, el público presionó más que nunca… En resumen, pasaban cosas interesantes. Para empezar, el Fuenlabrada tuvo que sobreponerse a dos ventajas de los andaluces, de seis y siete puntos, respectivamente.

Oriola estaba enrachado, imparable para los de Hugo López, que se encomendaban a un Akindele al que el partido le tenía reservado un lugar preferencial. Cuatro puntos del nigeriano ponían al Fuenla uno arriba a menos de dos minutos para el final (80-79). Hernangómez, muy discreto en el día de hoy, aparecía en el momento justo para poner a los suyos por delante.

Josh Mayo falló un triple que concedió a Sevilla una posesión que podía ser definitiva. Sin embargo, Penney  también falló su triple, dando vida a un Fuenlabrada que se ponía por delante por medio de Panko. El americano cumplió anotando los dos tiros libres, pero aún estaba todo por decidir. Sevilla disponía de 15 segundos para anotar una canasta que le diera la victoria. Radicevic asumió la responsabilidad, jugándose un triple a falta de dos segundos. Para su desgracia, el balón nunca llegó a su destino, pues ahí estaba Akindele, que puso el broche final a sus gran actuación interceptando un balón que bien le podría haber dado un serio disgusto a su equipo. Finalmente no fue así y el Fuenlabrada toma aire en su lucha por seguir en la Liga Endesa. Una lucha a la que aún le quedan varios finales como el de hoy.

82 - Montakit Fuenlabrada (16+26+18+22): Mayo (6), Cvetkovic (6), Panko (16), Vega (3), Akindele (24) -quinteto inicial-, Díaz (2), Pérez (3), Clark (2), Diagné (1), Smits (7) y Burtt (12).

81 - Baloncesto Sevilla (20+22+17+22): Woodside (7), Penney (17), Rodríguez (3), Porzingis (4), Hernangómez (6) -quinteto inicial-, Byars (14), Urtasun (-), Radicevic (5), Balvin (4) y Oriola (21).