Opinión

Empresas atentas: hay que marcar la diferencia

Las ventajas competitivas ayudan a que una empresa se posicione en el mercado. Y lo hacen porque la ayudan a diferenciarse de la competencia. Eso le permite mantener un liderazgo dentro del nicho en el cual compite con sus iguales.

Dominar el mercado significa no solo la posibilidad de tener una mejor rentabilidad, sino también de afianzar lazos y relaciones con clientes y consumidores. Por eso, a la hora de planear estrategias, las compañías se afianzan en los tipos de ventajas competitivas que Michael Porter, considerado “el padre de la estrategia corporativa”, definió en sus libros.

La primera de ellas es la ventaja competitiva por diferenciación. Vale decir, que una empresa, o la marca de la misma, se posiciona por su calidad y porque es un bien o servicio especializado. Eso hace que pueda alcanzar una fuerte demanda y que por su materia prima, presentación y cualidades sea muy bien apreciada por el consumidor.

Porter además considera que aquellas compañías que sean capaces de producir a bajo costo, pero conservando la calidad de sus productos, marcarán una diferencia con respecto a sus similares y tendrán mayores oportunidades de convertirse en líderes de ese mercado.

Sin embargo, hay otras empresas cuyo enfoque se dirige más a un segmento del mercado. No se preocupan por hacer grandes inversiones ni en tratar de abarcar mucho. Para ellas, lo más importante es tener su lugar cautivo con productos de primera calidad, los cuales, sin duda, le van a dar el lugar de supremacía en lo que hace.

De allí que sea importante, a la hora de plantearse qué se va a conseguir, buscar la propia ventaja competitiva. Hay que trazar un plan de acción que le permita a la empresa saber exactamente hacia dónde debe dirigirse. Este es un proceso que no solo debe hacerse cuando se está acariciando la idea de abrir un negocio.

Es una opción cuando las compañías quieren expandirse o diversificarse. Lo conveniente es que se haga dentro de los mismos parámetros que le han permitido convertirse en líderes o, por lo menos, en empresas capaces de disputar el mercado que desean abarcar.

Así que no hay mejor manera para diferenciarse que tratar de consolidarse en lo suyo. Si es necesario buscar un socio para lograr los objetivos, es conveniente hacerlo. La visión de un tercero que conozca el negocio, sus implicaciones, proyecciones y crecimiento será siempre de utilidad a la hora de establecer las ventajas competitivas.

En definitiva, cualquier característica de una compañía que la diferencia de otras, colocándola en una posición superior para competir, es una ventaja competitiva. Pero hay que tener claro que esa ventaja competitiva surge de un proceso continuo de innovación y no de la noche a la mañana. Y en esta época en la que estamos viviendo es necesario y prácticamente inaplazable marcar la diferencia. ¿Qué mercado no se rinde ante ello?

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