Valdeserrano se llenó en el Día de la Tortilla de Fuenlabrada

El día invitaba a participar en una celebración histórica de Fuenlabrada. El día de Santa Juana, más conocido por el Día de la Tortilla, se ha celebrado en el día de hoy en el paraje de Valdeserrano, el parque del lago de Loranca y en Polvoranca.

Con un buen tiempo meteorológico, cerca de 24 grados, se ha desarrollado sin ninguna incidencia reseñable en un día tradicional en Fuenlabrada. El día de Santa Juana ha reunido a muchos fuenlabreños que tradiconalmente  se acercan, entre otros lugares al Paraje de Valdeserrano para degustar la tortilla de patata junto con el pan tradicional.

El Alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles, acompañado de parte del equipo de gobierno han visitado todos los espacios dedicados al Día de Santa Juana, degustando la tortilla y disfrutando en el paraje de Valdeserrano con la música en directo de la Orquesta Platino.

El origen de esta romería se remonta al siglo XV, cuando los fuenlabreños se trasladaban hasta el municipio de Cubas de la Sagra para venerar a Juana Vázquez, a la que atribuían curaciones milagrosas. Allí se levantó una ermita en honor de la santa.

Cada 9 de marzo, y con motivo de la muerte de la conocida como "Santa Juana", los fuenlabreños emprendían romería hacia Cubas, haciendo un alto para comer en el paraje de Valdeserrano. Con el paso de los años y ya en el siglo XIX, la devoción dejó paso a lo meramente festivo y los fuenlabreños se quedaban en este lugar degustando el manjar típico de entonces y de ahora, la tortilla de patata.

El pan redondo, conocido como libreta y otras exquisiteces culinarias como los pimientos fritos componían el menú tradicional que ha llegado hasta nuestros días. Juana Vázquez, verdadero nombre de la santa, nació en el pueblo toledano de Azaña -ahora Numancia de la Sagra- en 1491 y a la edad de 15 años se escapó de casa, disfrazada de hombre, para ser monja.

Ingresó en el Monasterio de Santa María de la Cruz de Cubas de la Sagra, donde llegó a ser abadesa. Desde su ingreso se le atribuyeron numerosos prodigios como curaciones de graves dolencias. Tras su muerte fue aclamada como santa. La ermita de Santa María de la Cruz, en Cubas de la Sagra es conocida popularmente como el Convento de Santa Juana. Allí se encuentran enterrados los restos de la abadesa.

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