Opinión

Los peligros de avanzar a un mundo bélico

Un soldado ucraniano con un proyectil de mortero en la región de Járkov |  DiseñoRTVE / Foto AFP (Sergey Bobok / AFP)
photo_camera Un soldado ucraniano con un proyectil de mortero en la región de Járkov | DiseñoRTVE / Foto AFP (Sergey Bobok / AFP)

Tensado por una ola de inestabilidad y conflicto en Corea del Norte, Palestina, Ucrania, China, Yemen, Líbano, y otros tantos lugares del mundo, el nuevo panorama internacional nos invita a pensar en los principales peligros de seguir avanzando hacia un futuro más bélico, autoritario y asolado por la incertidumbre.  

El mundo está viviendo una época de creciente inestabilidad y conflicto, marcada por el deterioro de la democracia y el avance de los regímenes autoritarios, tal como lo plasma el informe del Instituto V-Dem en su reporte anual 2023*, asegurando que el 72% de la población mundial vive en autocracias, 26% más que hace 10 años.   

En el caso de las autocracias cerradas como China, Irán, y Vietnam el número se sitúa en el 28% de la población mundial, valores extremadamente altos que podrían empezar a explicar el resurgimiento de las políticas de guerra y el autoritarismo como herramienta de gobierno, ejes evidentes en conflictos de los últimos años y cuyo número no para de aumentar. 

Consecuencia de esta nueva y penosa realidad, los derechos políticos y las libertades civiles han disminuido en todo el mundo durante la última década, lo que plantea la posibilidad de que en los próximos años la autocracia supere a la democracia como modelo de gobierno que guíe los estándares internacionales de comportamiento, viendo enfrentados a un mundo más violento y opresivo.

Como punto irónico, parte del problema radica en la instalada dependencia de los países democráticos a gobiernos autoritarios como el de China y Rusia que lideran un gigantesco polo comercial de productos y materias primas, tal como se vio reflejado en el inicio de la guerra en Ucrania, situación que obligó a Europa a buscar fuentes alternativas de gas entre otras muchas materias primas difíciles de conseguir.

En este contexto el sistema internacional, y los países más libres han visto desafiadas y fracturadas sus normas democráticas establecidas. El atentado terrorista de Hamas sobre Israel, los continuos ataques de Corea del Norte a Corea del Sur, las amenazas del gobierno de China sobre Taiwán, los ataques de los Hutíes de Yemen en el Mar Rojo y la invasión de Rusia a Ucrania son solo algunos de los ejemplos de los conflictos más recientes que están desatando un panorama bélico con repercusiones más grandes y conectadas de lo que creemos.

Como muestra de ello, luego de la invasión iniciada el 24 de febrero de 2022, Rusia ha sido condenada por la comunidad internacional, acusada de violar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, y de amenazar la paz y la seguridad en Europa. Sin embargo, no dispuesto a ceder en su objetivo Vladímir Putin ha recurrido a negociar respaldo y compra de armamento con países como Corea del Norte e Irán, este último sospechado de financiar los movimientos terroristas contra Israel, un firme aliado de Estados Unidos en Oriente Medio.

Por otro lado, China ha aprovechado la situación para intensificar sus reclamos sobre Taiwán, una isla que se considera soberana, pero que Pekín ve como una provincia rebelde. Conflictos que están uniendo puntos de una crisis global que involucra a varias potencias y regiones, y que podría desencadenar un conflicto armado de mayores proporciones. 

Estos factores cada vez más evidentes ponen en riesgo la paz y la seguridad global, y requieren de una mayor cooperación y solidaridad entre las naciones. La defensa de la democracia, el respeto a los derechos humanos, el fortalecimiento de las instituciones y el diálogo multilateral serán claves para evitar un escenario de guerra y violencia generalizada que parece acercarse de prisa.

Desde el punto de vista local, el combate de las noticias falsas (Fake News), la reducción de la dependencia de gobiernos autoritarios, el respeto al orden constitucional, políticas tendientes a fortalecer la democracia y el combate a la corrupción serán claves para marchar una barrera fuerte que pueda impedir la injerencia de autocracias habidas de aumentar su influencia en la región.

En conclusión, el mundo lleno de autoritarios sedientos de poder, parece haber olvidado las duras lecciones aprendidas tras la segunda guerra mundial cuando se fundó la Organización de las Naciones Unidas, cuyo principal propósito es evitar nuevos conflictos como el que desde 1939 hasta 1945 se llevó la vida de más 40 millones de civiles y 20 millones de soldados, desarrollando una de las mayores etapas de tristeza, dolor y hambruna en todo el mundo.

Como dijo Benjamín Franklin “Nunca existió una buena guerra ni una mala paz”. Frase que muchos deberían analizar.

* The Varieties of Democracy (V-Dem) Institute’s seventh annual Democracy Report 2023: Defiance in the Face of Autocratization

Nelson Damian Cabral | Escritor / Asesor en Comunicación Política

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