25/05/2015 | Víctor Yeray Huéscar | Fn
Desde que tomara la ciudad el pasado miércoles, el Estado Islámico ha degollado alrededor de 400 personas en la ciudad siria de Palmira. La mayoría, mujeres, ancianos y niños según la televisión oficial siria.
Wael al Halqi, primer ministro sirio, ha culpado a los países que apoyan el terrorismo militarmente como Arabia Saudí, Turquía, Catar y algunos países occidentales de esta “horrible masacre”. También ha denunciado que la comunidad internacional debería presionar a todos estos países que apoyan el terrorismo.
En esta misma línea la televisión siria denunciaba que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “solo haya expresado su preocupación sin tomar ninguna medida disuasoria en el terreno”. “Estos crímenes se están perpetrando ante el vergonzoso silencio de la comunidad internacional” decía también el canal. Según la cadena de televisión, todas estas personas han sido asesinadas por su apoyo al gobierno y su desobediencia al Estado Islámico.
A los habitantes de la ciudad que no han sido asesinados se les ha prohibido su salida de la ciudad y a muchos también se les han robado gran parte de sus pertenencias. Además, el grupo terrorista, como es costumbre, ha impuesto su propia interpretación violenta de la religión islámica en la ciudad.
Palmira es Patrimonio de la Humanidad y conocida por ser uno de los principales centros culturales entre los siglos I y II d.C., lugar de paso de caravanas que realizaban la ruta de la seda. Antes del inicio de las disputas entre el gobierno sirio y el Estado Islámico, los restos de esta milenaria ciudad eran uno de los principales focos de atracción turística de toda la región.
